27 septiembre 2019

VOCACIONES

Se habla en la Iglesia de falta de vocaciones, pero, aunque sin duda hay algo de cierto en la frase, también debemos plantearnos si antaño todas las supuestas vocaciones lo eran. No cabe duda de que algunas personas entraron en el sacerdocio, o en el convento, llevados por una convicción religiosa, o incluso habiendo sentido una llamada divina. Pero también hay que darse cuenta de que el camino eclesiástico suponía una salida laboral, una opción de modus vivendi, en épocas con otro régimen y otra cultura distinta de la de hoy. Los que entraron de esta manera, sin duda muchos habrán sido luego dignos de lástima, por verse obligados a mantener un teatro del que vivían sin creer demasiado, o nada, en él. Los casos de abusos por parte de sacerdotes, podemos caer en la tentación de atribuirlos por entero a personas de este sector, pero tampoco lo sabemos; sería interesante (y difícil) un estudio sociológico y psicológico para saber hasta qué punto la fe firme se corresponde con una vida recta; y hasta qué punto en un sacerdocio mantenido sin vocación puede latir sin embargo una voluntad fuerte. De paso, con ese estudio podríamos saber si el número de vocaciones surgidas "auténticas" se mantiene estable, o fluctúa según el contexto, sacralizado o secularizado.
Adolfo Palacios González, en Cartas al directos, de El Diario Montañés.

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