Después la expresión se ha deslizado a "la España vaciada", lo que me recuerda al proceso por el que algunos de izquierda radical, criticando las relaciones norte-sur, pasaron de decir países pobres a empobrecidos, significando con ello que no es nada normal ni casual el ser pobre ("el rico, o es ladrón o hijo de ladrón"), y que si ello se da es porque alguien tiene la culpa ("obrero despedido, patrón colgado"). Está bien tener utopías, que seguro que encierran verdades y posibilidades que con un poco de voluntad política serían manifiestas, pero me parece excesivo hacer pasar por anormal el que la gente se vaya a las ciudades; que es un fenómeno que siempre y en todo lugar (que le pregunten a China) se ha dado, y que a mí me parece bastante lógico porque, a pesar de que me gustan los pueblos, entiendo que la concentración tiene más ventajas que la dispersión; y que, como se ha dicho a veces (a lo mejor ahora es políticamente incorrecto) "el futuro son las ciudades", aunque tengan que ser ciudades distintas de las que hoy conocemos. Además, si en la mayor parte del mundo civilizado no están naciendo niños, es lógico que se vacíen antes los pueblos que las ciudades, ¿vamos a rellenar los pueblos con inmigrantes?, para darles allí ¿qué futuro? ¿Y se van a poder potenciar todos los pueblos a la vez, o competirán unos contra otros? Esto no quita, claro, para que se fomente la buena gestión de los espacios naturales y alguien descubra su vocación en ello, "beatus ille"...
Adolfo Palacios González, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario