16 enero 2020

JOYERÍA GONZÁLEZ

En el año 1963 el Ángel González se incorporó al pueblo de Los Corrales, anteriormente había residido en el Valle de Iguña. Comenzó a trabajar, en la fábrica de los Quijano en el sistema de relevos.
Al poco tiempo, hacia el año 1966, González entra en contacto con Puertas, que en aquellos momentos ya tenía un negocio de fotografía en la calle Monte Brazo. Puertas necesitaba una persona para ocuparse de su negocio cuando tenía que salir para hacer alguno de los reportajes de la época: bodas, bautizos, fiestas populares, etc. González le propuso hacerse cargo del negocio en esas circunstancias, si a cambio le permitía poner una mesa en el local donde pudiese llevar a cabo su afición y, con el tiempo, su oficio de reparación de relojes. El acuerdo fue mutuo y provechoso para ambos: Puertas tenía a alguien que le mantenía abierto el negocio, que hacía la entrega de los pedidos, etc. y, por otro lado, González tenía un espacio para trabajar en lo que le gustaba, además de darse a conocer en el pueblo como reparador de relojes.
Mientras tanto en la Avda. José María Quijano, como ya hemos visto, Ramonín ha comprado un importante local. Allí se asientan el Bar Sol. Parece ser que el padre de González, Ángel venía todos los días desde Iguña en el famoso “Rata”. El objetivo de las visitas es, fundamentalmente el consolidar los conocimientos del oficio que va adquiriendo su hijo. De hecho parece que fue el propio Ángel padre quien inculcó a su hijo el interés por la reparación de los relojes, de él adquirió el cariño y el conocimiento de la profesión. El tiempo iría jugando su papel, adaptándose a las innovaciones técnicas del oficio.
La primera visita que hacía Ángel padre, a Los Corrales, era el bar Sol. El caso es que la amistad entre el dueño del bar Sol, Ramonín y Ángel padre, se va consolidando y en un momento dado, el primero le ofrece el arriendo de un local de 12 m2 que tiene en el nuevo edificio construido. González no se lo piensa y en al año 1968 decide trasladarse a la nueva sede de la relojería. Se comienza a centrar en el negocio, la estancia con Puertas le había servido para mucho, pero ahora necesita avanzar en su negocio.
Allí se establece la Joyería González. Local pequeño, con una mesa de trabajo, un pequeño mostrador de atención a los clientes, pero con unas enormes ansias de triunfar en su oficio. Al lado de la joyería se encontraban otros dos comercios, de los que ya hemos hablado, la barbería de Pepe y la tintorería de Mina, posteriormente dirigida por Chelo.
El año 1968, fue de una importancia transcendental en la vida de González. Trasladó su local y, lo más importante, contrajo matrimonio con Mandi, que será su apoyo a partir de ese momento.
El negocio iba bien. Y en el año 1970, Carmen, la dueña de la Fonda La Asturiana, decide dejar el negocio, son muchos años de trabajo y ya es hora la disfrutar de la vida, les ofrece la posibilidad el alquilarles una zona de la casa. Después de sopesar pros y contras deciden asumir el arriendo y trasladar el negocio a la nueva zona de la avenida.
Una decisión de la que no se arrepienten. Pero a ésta le siguen otras. Así hay un momento en que se dan cuenta de que el trabajo es mucho. González sigue trabajando a relevos en la fábrica y después en la relojería, por tanto muy poco descanso. Así que el matrimonio, en 1971, se plantea si dejar el trabajo en la fábrica o dejar la relojería. No podían con los dos frentes. Después de valorar una y otra opción, deciden dejar la fábrica y centrarse en la relojería. González pide una excedencia de tres años, después ya se verá.
Todo va viento en popa. El negocio va bien, la familia va creciendo y nuevamente la necesidad de tomar decisiones que pueden frenar la buena situación. En 1984, la familia recibe una nueva oferta por parte de Carmen. Está dispuesta a venderles la casa y el local alquilado. Significaría dejar la casa que tenían en la antigua Avenida Calvo Sotelo, donde residían y meterse a trabajar con los bancos. Un cambio radical en la vida de la familia. Pero era un cambio favorable desde distintos puntos de vista. Ya no habría que salir de casa para ir al trabajo, él podría trabajar sin tener que abandonar la casa, etc. En fin, decisión favorable a la compra de la casa.
Todo fue por buen camino, hasta el punto que en el año de 1991 abre una nueva joyería situada en la Avenida Cantabria, enfrente a la plaza de la Constitución.
Los años han pasado, primero trabajando solo, luego con la colaboración y asesoramiento de su padre, con una sobrina, Manoli que comenzó a trabajar muy joven y que estuvo en la tienda hasta que se casó y por último, un hermano de su mujer. No podemos olvidar que Ángel también abrió una tienda de relojería en el pueblo de Renedo en el año de 1973 y que va a mantener cuando menos hasta el año 1986, pues en este año todavía en el programa de las fiestas de San Roque en Somahoz se incluye un anuncio de la Joyería González con alusión al comercio de Los Corrales y Renedo. En un primer momento fue atendido tanto por él como por su mujer, pero cuando Ignacio, el hermano de Mandi, termina “la mili”, se pondrá al frente de dicha relojería, que con el tiempo pasará a ser de su propiedad.
Mandi ha sido el principal apoyo que ha tenido a lo largo de todo este tiempo. Entre ambos sacaron adelante un negocio partiendo de la nada, se han convertido en una referencia en el pueblo y crearon una familia numerosa, algunos se alejaron del mundo de la joyería. Así Cintia, se ha convertido en Directora de la Escuela de Arte de Los Corrales de Buelna, Ruth es profesora del Colegio de la Salle y Marta está en la Fundación ONCE en Canarias. Por tanto Ángel y Mandi, pudieron darles la oportunidad de elegir el camino que desearan. Por otro lado, los otros cuatro hijos, Ángel, Guillermo, Ana y María, se decantaron por seguir los pasos iniciados por sus padres y ahora están centrados en la joyería y la relojería que poseen en los Corrales. E incluso uno de los hijos inició su andadura en el Torrelavega, creo que en el barrio Covadonga, con una nueva joyería.
Y además, no podemos olvidar que Ángel ha sido un gran apoyo para muchas de las actividades de tipo festivo y deportivo que se han ido celebrando en nuestro valle. Si accedemos a los programas de fiestas o de acontecimientos deportivos siempre encontraremos a la Joyería-Relojería González.
Ahora Ángel y Mandi, actúan como asesores de sus hijos, les ayudan, hacen su trabajo y disfrutan de su familia y de los logros conseguidos tras largos esfuerzos. Y además siguen con su Joyería de la Avenida José María Quijano, ya cerrada, pero donde Ángel sigue distrayéndose con el mundo del reloj.

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