16 enero 2020

LA NISSAN

Pasada la Cooperativa y siguiendo por la misma acera de la izquierda, nos encontramos con la planta de la Nissan. En esta zona están las portillas de acceso a la zona de producción, tanto de los obreros como de los camiones. No siempre fue así, las cosas en esta zona han ido cambiando a lo largo del tiempo. Antes de la llegada de Authi los obreros que trabajaban aquí entraban por las portillas de la fábrica de Quijano. Posteriormente, Authi decide establecer una nueva vía de acceso. Cuando hablamos del período de permanencia de dicha empresa vienen a mi cabeza dos recuerdos, uno anecdótico y el otro “histórico”. El anecdótico es que en aquellos momentos los trabajadores de Authi, conocidos como “los ingleses” por aquello de que la fábrica era de capital inglés, parece ser que sus sueldos eran más elevado que los que recibían los obreros de Quijano. Esto originó que algunos vendedores ambulantes hicieran las ventas a través de anuncios como “Productos frescos para los ingleses, congelados para el resto”.
El recuerdo “histórico” hace referencia a cuando el 22 de diciembre de 1975, una vez que la empresa Authi decidió marcharse, con lo cual la situación de unos 2000 obreros quedó en el aire. Después de muchas movilizaciones, a las cinco de la tarde, los obreros sin pensarlo iniciaron un camino que les conduciría a Santander. No iban preparados, hacía frío, pensaban que la autoridad les pondrían freno, pero no. Todo siguió, caminando por la antigua carretera N-611, recibiendo el apoyo de los vecinos de los pueblos por los que pasaban. La llegada a Santander fue apoteósica, los santanderinos les estaban esperando, les recibieron con aplausos, con comida y sobre todo con cariño. Fue un gran día, fue un momento histórico. Luego vino el regreso a casa en autobuses. Y llegó también el día posterior. El pueblo estaba emocionado y los obreros orgullosos de lo que habían sido capaces de hacer. Estaban cansados, doloridos, muchos no podían ni caminar, todos en zapatillas, los pies estaban doloridos. Pero habían pasado a la Historia, estábamos en los momentos últimos del régimen de Franco, y ellos sin ninguna violencia habían conseguido que en toda España y en muchos lugares del mundo, se hablara de los 2000 obreros del pueblo. Fue la “Marcha Verde” de los trabajadores de Authi, que olvidando sus ideas políticas, se pusieron de acuerdo para luchar por sus derechos y lo consiguieron.
En Enero del año siguiente los obreros de Authi mantuvieron el trabajo, aunque para otra empresa que tomó la dirección. Primero Motor Ibérica, luego Bendibérica, más tarde Mercobusa y Fundimotor y por último, Nissan, la empresa que lleva actualmente las riendas de la fábrica. De hecho en la margen izquierda la fábrica de Nissan tiene los talleres de mecanización.
Pasando la fábrica nos encontramos un pequeño aparcamiento, donde los obreros de la empresa aparcan sus coches.
Luego nos encontramos el puente Renero, actualmente reconstruido para facilitar el acceso a través del rio Besaya: se derribó el antiguo puente, se ha hecho más ancho, facilitando el paso de camiones, coches y de los peatones. Una buena obra.
Al pasar el puente, a la izquierda, nos encontramos con un nuevo aparcamiento. Este aparcamiento ha venido muy bien para los obreros que utilizan los coches para desplazarse al puesto de trabajo. Pero hubo algo más. Hace ya unos años, a finales de la década de los setenta del siglo pasado, en nuestro pueblo, como en muchas otras zonas de España, se produjo una solidaridad con el Frente Polisario, habitantes de nuestra última colonia ubicada en África, el Sahara español, que pasó a manos de Marruecos sin el beneplácito de la ONU. Todo esto desembocó en una guerra entre el Frente Polisario y Marruecos. El Frente Polisario y gran parte del pueblo saharaui se vio obligado a establecerse en Tinduf, en el desierto de Argelia. Allí dio lugar al nacimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Actualmente unos 80 estados reconocen al RASD como estado independiente. A principio de los 90 en nuestro pueblo, algunos de los vecinos decidieron acoger a niños saharauis que permanecían en el pueblo durante los meses de verano. Aquí disfrutaban, tenían revisiones médicas, veían paisajes diferentes y sobre todo, olvidaban durante un tiempo las carencias del desierto.
Esta colaboración se fue llevando a cabo durante varios años, estableciendo un cierto acercamiento entre nuestro pueblo y el Frente Polisario. De hecho parte de nuestra Corporación municipal y algunos de los vecinos que habían acogido a los niños, también se desplazaron para ver a los niños que habían recogido en su entorno familiar. Posiblemente, una experiencia inolvidable.
Consecuencia de todo ello, fue que se consideró crear un parque en recuerdo de la colaboración con la RASD y con los niños que aquí estuvieron. Ese parque se llamaba Haussa-Smara, nombre de dos pueblos del Polisario en Argelia. Ese parque estuvo situado precisamente en la zona que hoy ocupa el aparcamiento. ¿Por qué algo que tuvo un significado tan importante para el pueblo ha desaparecido? ¿Ha seguido el parque de Haussa-Smara el mismo camino que nuestro IES Orbe Cano? El esfuerzo de un pueblo por algo que consideraban legítimo, primero se reconoce con un parque al que se le da el nombre de dos de sus ciudades y luego se abandona, lo mismo que pasó con el Orbe Cano. ¿No sería posible que al menos el nuevo aparcamiento, que ha destruido el parque Haussa-Smara, reciba este nombre y se ponga un “cartelito” en recuerdo de todos los que participaron en aquel proyecto y en recuerdo de aquellos niños que estuvieron en nuestro pueblo gracias a muchos vecinos?

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