Cuando tenía 11 años, la profesora del exjugador de baloncesto Iñaki Zubizarreta le humillaba y le privó del recreo todo un curso con la excusa de que podía hacer daño a alguien con su fuerza. “Sin poder relacionarme con mis compañeros empezó la exclusión, la soledad”.
Bueno, podían haber puesto un caso de acoso más estándar. Es que tuvo mala suerte, que una maestra tonta le maltrataba y luego todos los otros... Tampoco cuenta por qué nunca se lo dijo a sus padres, ni a otros adultos... Ni qué característica suya pudo impulsar a la mayor parte del colegio a ponerse en su contra. No sé, es todo un poco raro. A mí también me pusieron, algunos profesores, en el día de la fiesta del colegio, en la Pontanilla, a sorber chantillí (merengue), junto con otro amigo que yo tenía, porque éramos los dos "raritos" del colegio, y eso propiciaba que todo el mundo se riera. Luego nos dieron periódicos para que nos "limpiáramos"; se nos quedaban las letras pegadas a la cara. Pero lo encuentro más lógico, conociendo al ser humano: la gente quería reírse y sólo sabía reírse riéndose de alguien, hace falta un chivo expiatorio... Nunca tuve malos sentimientos hacia quienes me hicieron aquello.
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