26 marzo 2020

EL BOTIQUÍN DE LA NISSAN

Al seguir caminando en dirección a la portería de la Nissan, y enfrente de donde antiguamente se situaba la Cooperativa, nos encontramos con un edificio diferente en todos los aspectos a los que existían y existen en la zona. Es un edificio alargado y de poca altura, si lo comparamos con los existentes en la zona. Es un edificio de piedra, con 7 ventanas y una puerta. En el primer lateral situado al oeste no encontramos con un mirador, todo cerrado por una cristalera. En uno de los laterales del edificio, en el que está más cerca de la portería de Nissan, nos encontramos con dos ventanas y, en medio, una puerta; en la parte superior, hay una puerta con una barandilla de madera.
Este edificio, actualmente cumple dos funciones diferentes. Por un lado, está la oficina de la dirección de la empresa y, por otro, es donde está situado el botiquín de la misma. Allí se presta atención a los problemas médicos que presentan los obreros. Al frente del botiquín está un facultativo de Medicina y tres enfermeros, estos últimos desempeñan sus funciones uno por cada turno.
Pero esto no siempre fue así. Este lugar hasta que pasó a ser propiedad de Authi, fue vivienda de una persona de mucho peso dentro de la fábrica Trefilerias Quijano. Vayamos con ello.
Si caminamos en dirección al puente, la primera casa que encontrábamos era donde vivió Daniel Hallado Ceballos y su familia. Pero ¿quién era Daniel Hallado? En primer lugar indicar, que he tenido la suerte de acceder a documentos y fotos de esta persona gracias a la familia de Daniel. Esto me ha permitido acercarme a una persona del que se tiene buen recuerdo en el pueblo.
Daniel era una persona originaria de Polientes, cuyo padre era Guardia Civil. Durante un tiempo, antes de pasar a vivir a zona de la fábrica, estuvo viviendo con su mujer Carmen Pérez en la zona de La Pelada, donde posteriormente va a vivir Felipe Lucio “Capeli”.
Entró en la fábrica en la sección de puntas, aquella en que la presencia de mujeres era bastante importante. Su capacidad de trabajo, su conexión con sus compañeros y su capacidad de organización hizo que sus superiores decidieran, en septiembre de 1939, elevarle de categoría, pasando a ser nombrado alto empleado, concretamente Jefe de Personal. Es evidente que supuso mayores responsabilidades, pero también una enorme satisfacción personal. Pero además le supuso el traslado a la nueva casa, con luz y agua gratis. Puede parecer una tontería, pero pongámonos en la época.
Daniel y su esposa Carmen junto con sus hijos Guillerma, Isabel conocida por los vecinos del pueblo como “Uca” y José Luis. La casa era al parecer algo maravilloso. Había un garaje, un lavadero, una bolera, gallinero con patos y jardines. ¿Muchas casas de estas características en el pueblo? Evidentemente no. Es cierto que muchas de las casas construidas por la fábrica para los obreros tenían huerta y gallinero, pero ¿alguna tenía lavadero? No. Pero, este lavadero tenía otra importancia para los hijos de Daniel y Carmen. En verano era un lugar para darse un buen baño sin peligro. Para algunos que no se sientan identificados con esta época, les puede parecer algo poco acertado, pero nada más lejos de la realidad. Mi infancia transcurrió en un pueblo de ganaderos, no había agua corriente, en invierno nos bañábamos en un barreño de metal y nos lavábamos en una palancana. En verano, el río era el lugar en el que iba el ganado a beber, una vez por la mañana y otra por la tarde, el río era donde se juntaban las mujeres a lavar la ropa y a “charlar” o “cotillear” de las cosas del pueblo, al río se iba a pescar, era una fuente de pescado, y el río era el lugar de baños y divertimiento. ¿Os imagináis lo que haríamos cualquier de nosotros si en esa época, tuviéramos un lavadero en nuestra casa? Pues disfrutar.
Por otro lado tenía un jardín que permitía la reunión la familia en los momentos especiales, sin tener que estar amontonado en la casa y parece ser, según me cuentan un pequeño estanque con peces, atractivo para los hijos del matrimonio.
Pero no siempre fueron bien las cosas en vida de Daniel y su familia. De hecho, como al resto de los vecinos del pueblo, como en toda España, la Guerra Civil repercutió de manera adversa en Daniel. En determinada ocasión, afiliados a la FAI (Federación Anarquista Ibérica), se acercaron a primeras horas de la mañana a casa de Daniel y exigieron su salida inmediata y, sin decir nada, se lo llevaron. La familia quedó con una gran angustia, pero ya sabían el resultado de aquellas requisas: “paseo” a la muerte y desaparición. Pero la sorpresa fue enorme cuando al cabo de tiempo Daniel regresó andando a su casa. La alegría de la familia enorme. ¿Qué había pasado? ¿Cómo era posible que la FAI, había actuado de forma diferente a lo que dicen, estaban habituados? La explicación de Daniel fue muy sencilla: había pedido que le dejaran hablar. Les había explicado cual había su ayuda a los compañeros dentro de la fábrica, les había dicho que preguntaran si alguien tenía alguna queja sobre su actuación con los compañeros de trabajo. Parece ser que los alegatos presentados por Daniel convenció al jefe de la FAI, que mandó dejarle en libertad y que regresase con su familia.
¿Creíble o no creíble, que la FAI dejara libre a una persona de ideas diferentes? Para mí, sí es creíble. Mi padre, Jesús, me comentaba que durante la guerra, cuando los republicanos controlaban el pueblo, se presentaron en casa de sus padres un grupo de personas, reclamando la presencia inmediata del Señor Doroteo, así se referían el resto del pueblo a mi abuelo. Personas armadas llevan a mi abuelo, sin decir nada sobre porqué le llevan ni a donde. Las expectativas no eran muy halagüeñas. Mi abuelo era el sacristán y organista de la Iglesia del pueblo. ¿Os imagináis, sacristán? Lo cierto es que le llevaron a directamente a la Iglesia, que en aquellos momentos se había convertido en la cárcel del pueblo, donde estaban detenidos todas las personas de derechas, partidarias del golpe de estado, o simplemente, como sucede en todas la guerras, y sobre todo, si son “civiles”, por rencillas personales. Atravesó la iglesia, entre los presos, y le llevaron a la zona que conduce a la zona del órgano, allí le esperaba quien estaba al frente de la cárcel y le comunicó que tenían un problema en el reloj de la Iglesia, que si podía arreglarlo. Mi abuelo lo hizo, y cuando terminó le mandaron para casa. Incomprensible ¿verdad? Pues es cierto. Y hay más, hubo una persona de mucha influencia en el bando de la izquierda, que cuando los nacionales entraron en el pueblo, se vio obligado a ir al exilio, que en cierta ocasión se dirigió a sus compañeros de ideas diciéndoles: “Al Señor Doroteo y familia, ojito, ni tocarlos” Es cierto que mis abuelos sufrieron la guerra como el resto de las familias del pueblo, independientemente del bando del que estuvieran. Mi abuela, la Señora Antonia, en muchas ocasiones cuando acudía a las filas de aprovisionamiento de alimentos, tenía que esperar a la cola, y cuando llegaba a la mesa de reparto, la mandaban otra vez a la cola. Así sucesivamente. Era la situación de la guerra.
Pero volvamos con Daniel. La situación se fue complicando, y nuevamente fue detenido y trasladado al barco-prisión Alfonso Pérez, anclado en el puerto de Santander. Durante su estancia en el barco se produjo el bombardeo de la ciudad por parte de la aviación nacional, lo que produjo un elevado número de muertos en la ciudad. Como represalia se produjo un asalto de barco-prisión y se ocasionaron unos ciento y pico de muertos entre los detenidos. Por suerte Daniel tuvo suerte de no estar entre los caídos.
En todo caso, la guerra terminó y la vida continuaba. Daniel seguía en la fábrica, y como hemos dicho, en el año 1939 fue nombrado Jefe de Personal dentro de la fábrica.
Pero Daniel Hallado, no fue solo una persona plenamente centrado en la empresa, sino que también jugó un papel importante en otras actividades como la Acción Católica del pueblo. El último día del año de 1943 fue creada la Sección de Adoración Nocturna de Los Corrales de Buelna, asistiendo varias personalidades del Consejo Diocesano, de la Corporación municipal y don Daniel Hallado, presidente de la Junta Parroquial de la Acción Católica. En noviembre de 1946, momento en el que se inaugura la Casa de Acción Católica, es Daniel, quien sigue siendo presidente de la Junta Parroquial, quien da una aplaudida disertación de lo que supone este nuevo paso.
Pero el tiempo pasa, y hay un momento en bajarse del tren y dejar que otros lleven las riendas del mismo. El 19 de julio de 1950, inicia su jubilación y por parte de la Sección de Personal con todas los representantes de los cargos directivos de la empresa, como de los obreros más antiguos de todos los sectores de la fábrica. Parece ser que fue un homenaje muy recordado, tanto por las palabras dichas por distinta personas de la empresa recordando el paso de Daniel por la fábrica, como las palabras de agradecimiento del mismo.
Daniel siguió viviendo en la casa de la fábrica hasta que se produjo la separación de Trefilería y Authi, quedando la casa como propiedad de Authi. Trefilerías le ofreció la posibilidad dejarle una casa en Los Corrales o Santander, según el considerada oportuno. Decidió trasladarse a Santander.
El año de 1971, el buen Daniel nos dejó. Es posible que, esté donde esté, se encuentre paseando trajeado y con sombrero negro, con su bastón y un libro para leer. Y si hay un corro de bolos, mejor que mejor.
Había una segunda vivienda, que al parecer la parte de abajo estaba habitada por José Ruiz Obeso, conocido por todos como Pepe “Cotera”, persona también de gran prestigio en la fábrica y en el pueblo. De hecho, “los Cotera” son muchas las personas que tienen este sobrenombre, y al que me he encontrado muchas veces cuando hablaba con los vecinos del pueblo, me decían: “Si, ese es un Cotera”. Es una familia numerosa.
Al parecer en la casa de arriba estaba ocupada por los abuelos de Vela, del que hemos hablado en el 2º Capítulo, en la casa que está en frente del Ayuntamiento.
En todo caso, creo que estas dos casas tienen que tener entre sus paredes muchas más recuerdos de los que yo he podido conseguir. Seguiré intentándolo.
Con el tiempo estas dejaron a ser propiedad de Forjas de Buelna, pasando a manos de Authi y posteriormente a Nissan.

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