30 abril 2020

CASA ALBERGUE DE TRANSEÚNTES EN EL PUEBLO DE LOS CORRALES DURANTE LA II REPÚBLICA

Al día de hoy, para nosotros es habitual observar como hay cantidad de organismos tanto oficiales como privados, destinados a socorrer a las personas que tienen escasez de recursos por circunstancias diversas, independientemente de cual sea su lugar de origen. Tienen acceso a la sanidad, a la educación, a la alimentación, etc. Existe la Asistencia Social encaminada a buscar soluciones a los problemas de estas personas. También nos encontramos con otras muchas organizaciones que también hacen su papel en la ayuda, estamos hablando de Cruz Roja, Caritas o Banco de Alimentos, y otras muchas instituciones u organizaciones que han surgido para dar servicio a los más necesitados.
Pero no debemos caer en la idea de que esto es algo reciente, propio del sistema monárquico y democrático, de la dictadura o de la república. No, eso es algo que está y estuvo en nuestro ayuntamiento y, casi con toda seguridad, pero no algo que haya comprobado, en todo el territorio nacional.
Si observamos las Actas Municipales de nuestro ayuntamiento, constantemente nos encontramos referencias a donaciones que se hacen a vecinos del pueblo, con una situación económica de escasez absoluta. Todos los años, a principios del mismo, se elabora una Lista de Beneficencia, en la que se incluye a los vecinos del municipio que lo están pasando mal. Los encargados de llevar a cabo dicha lista, son los Alcaldes de barrio de los cinco pueblos que integran el municipio, Somahoz, Los Corrales, San Mateo, Barros y Coó. Lógicamente, estos alcaldes son los que conocen las condiciones de vida de los vecinos del pueblo. Posteriormente, este listado se traslada a la Corporación municipal, que hará revisión y finalmente se pone en manos del Médico y los Farmacéuticos, que actúan en el municipio. Esta no es una lista cerrada, sino que es habitual que se produzcan altas y bajas, por motivos diferentes, pero fundamentalmente, por la marcha del municipio o por el fallecimiento de la persona allí incluida; y también, se pueden producir altas debido a enfermedades o cambios provocados por inundaciones o incendios. En todo caso, serán los Alcaldes de barrio o los Concejales los que den cuenta de las variaciones que se produzcan.
Las personas que aparecen en esta lista, van a tener cubiertos los gastos de sanidad, en la atención en situaciones de enfermedad, siendo el Ayuntamiento quien corre con los gastos de las personas encargadas de su cuidado, de la compra de sus alimentos, de ropa, del traslado al hospital de Santander, y en última instancia, al pago de su entierro, ataúd y pago del jornal del enterrador.
Lo mismo va a suceder en situaciones que con cierta frecuencia, se van a dar en el Municipio. Nos estamos refiriendo, a las inundaciones que se suelen producir todos los años, y no solamente en el río Besaya, sino en todos los regatos del pueblo, comenzando por el río Redondo, el Muriago, el Rebujas y el Mortera, que no sólo arrastran puente, sino también se llevan casas y cultivos. Tampoco podemos olvidarnos de los incendios, no tan habituales pero que ocasionan la destrucción de las casas, alimentos y que, sin lugar a dudas, convierten a familias estables en familias pordioseras.
¿De dónde surge este dinero que el Ayuntamiento destina a estas ayudas? Básicamente, todos los años al llevar a cabo los Presupuestos, para el periodo anual, establece un apartado destinado a Beneficencia. Viendo los gastos que han tenido el año anterior, así como la Lista de Beneficencia, destinan una apartado para tal fin. Pero hay otras fuentes para nutrir el apartado de Beneficencia. La principal fuente son las multas que se aplican, a todos los que contravengan las normas municipales, independientemente de que sean o no vecinos del municipio. Aquellas personas que sin autorización, sean del municipio que sean, estén cortando árboles van a tener que pagar una multa y el hacha va a ser puesta a subasta, para su venta y el dinero pasará al apartado de Beneficencia. Lo mismo sucedía aquellas personas, que siendo de otros municipios, adentrarán sus ganados en los montes o mieses del municipio de Los Corrales de Buelna. En otros momentos, la fuente de ingresos más importante, va a ser la expropiación a los panaderos de los panes puestos a la venta, que no cumplían el peso obligatorio. Esto lleva implícito la multa preceptiva y la apropiación de las piezas de pan que no cumplen los requisitos. Dos fuentes de ingreso. En definitiva, las multas eran, en la mayoría de los casos, destinados para los gastos de Beneficencia.
Pero el Ayuntamiento no sólo corre con los gastos de las personas más necesitadas del municipio. En muchas ocasiones, no debemos olvidar, que el municipio, es un lugar de paso entre la Meseta y el puerto de Santander, son muchos los transeúntes que se desplazan por el municipio siguiendo la carretera de la costa. Y no siempre son personas adineradas, sino que con frecuencia son personas, “pobres pordioseros”, que paran para pedir ayuda y alimentos. En ocasiones vienen en tan malas condiciones de salud, que la Corporación, tiene que darles ayuda económica, sanitaria, alimenticia e incluso un lugar donde dormir, lo que en ocasiones significa pagarles una pensión mientras se recuperan. Pero no siempre, son ayudas a personas pordioseras o pobres. No es raro, que acudan personas que con su familia se desplazan a otros lugares y necesitan ayuda para el camino. Como tampoco lo es, el que en ocasiones aparezcan por el pueblo caminantes portugueses, alemanes o franceses, que por motivos que desconocemos, recalan en el pueblo pidiendo una ayuda a la Corporación y se les concede.
Pero las cosas van a ir cambiando. Parece ser, que cada vez son más las personas de fuera del pueblo que pasan por el mismo, pidiendo ayuda y quedándose a pernoctar por la zona. Esto hace, que la Corporación municipal se ponga otros objetivos para solucionar el problema.
Pero vayamos por partes. ¿Qué ha cambiado en el ayuntamiento? No sólo en el ayuntamiento, sino en todo el país, hemos pasado de una forma de gobierno monárquica, la única en nuestra nación desde su nacimiento como tal, a excepción hecha del período republicano, del 11 febrero de 1873 hasta el 29 de diciembre de 1874. Luego se restableció la Monarquía, que se prolongó hasta el 14 de abril de 1931, en que se restablece la República, que va a continuar hasta el 1 de abril de 1939.
Con la II República las cosas en España cambian. Desaparece la Monarquía y se establece la República siendo Presidente de la República Niceto Alcalá-Zamora y como Jefe de Gobierno Manuel Azaña. Pero nuestro objetivo, es como se abordó durante la II República.
En el municipio de Los Corrales de Buelna, también se van a observar cambios en muchas direcciones. Lógicamente, nos vamos a encontrar con una Corporación más cercana a las ideas republicanas que a las monárquicas, van a aparecer problemas con la Iglesia, como consecuencia de aplicar la Constitución en materia de religión, cementerios, toque de campanas, procesiones, colegios públicos y religiosos. Se trata la construcción de un edificio nuevo, en el que se ubique el nuevo grupo escolar, o la necesidad o no de la construcción de la carretera a Collado, etc. En definitiva, cosas habituales, en las que en ocasiones todo el pueblo lo ve necesario y en otras surgen las diferencias.
Aquí lo primero que observamos, es un cambio de las personas que están en la Corporación municipal, que se produce pocos días después de haberse proclamado la República. El 18 de Abril, se nombra como Alcalde a Andrés Pilatti Fernández, Primer Teniente Alcalde José Saiz Higuera, Segundo Teniente Alcalde Tomás Saiz García del Rivero y Regidor Síndico José Sainz García. Además, se nombran 8 Concejales más, así como los distintos Alcaldes de Barrio de los pueblos de Somahoz, Los Corrales, San Mateo, Barros y Coo. No debemos olvidar que el pueblo de Los Corrales tiene dos Alcaldes de barrio, pues dicho pueblo se dividía en Lugar de Abajo y Lugar de Arriba.
Dos meses después de la formación de la nueva Corporación, el 27 de Junio, uno de los Concejales, que tiene la condición de Primer Teniente Alcalde, José Saiz Higuera, plantea que, viendo la gran presencia en la localidad de personas indigentes, así como transeúntes, que se desplazan por todo el municipio, sino cabría la posibilidad de establecer un espacio donde puedan estar alojados, y no tener que estar todo el tiempo vagabundeando por la zona. Evidentemente, se trataba de evitar las molestias a los vecinos y, al mismo tiempo, dar a los foráneos un lugar de estancia sin que estén por todos los alrededores. Igualmente José Saiz, plantea la posibilidad, de utilizar un depósito que existe detrás de la Casa Consistorial, actual Teatro Municipal, y que está sirviendo como local de almacenaje. Este depósito o almacén se dividiría en dos zonas. Una seguirá cumpliendo la misma función de lugar de almacenaje y, la otra, actuaría como lugar de alojamiento de los transeúntes.
La proposición es aceptada por el resto de la Corporación, pero consideran que sería necesaria una valoración más detallada del lugar de ubicación.
Un mes más tarde, la Comisión de Fomento, integrada por los Concejales José María Sendino Zamora y Joaquín Fernández Ugarte, llega a la conclusión de que la realización de dicha obra, destinada al alojamiento de los transeúntes, conlleva un gasto de 871´74 pesetas. La presentación de la obra a realizar y el coste de esta, cuentan con el beneplácito de la Corporación. Aunque la última palabra la tiene la Comisión de Hacienda, que es quien está más al tanto de los recursos económicos de la arcas municipales. Al frente de esta Comisión, están los Concejales José Saiz García y Germán González Rubín. Ellos tienen la última palabra.
Hacia mediados del mes de Julio, la Comisión de Hacienda, da el visto bueno a la obra a realizar, pues considera que hay dinero en la caja para hacer frente a dicha obra, si causar perjuicio alguno a la comunidad. En todo caso, aprovechando la ocasión, y viendo que es posible el llevar a cabo la obra, el Concejal José María Sendino, considera que sería conveniente que el piso del local debiera ir todo encementado, sin que hubiera zonas con tarima. Es considerado oportuno, pero implica la devolución del pliego de condiciones y el presupuesto de la obra. Parece que ya solo queda sacar a subasta la realización de la obra.
La realización de la obra es sacada a subasta, quedando dicha obra en manos del contratista José Fernández Ruiz, por un precio de 900 pts. siendo aprobada la subasta por la Corporación. La obra no tarda mucho en llevarse a cabo pues, a principio de septiembre, José Fernández informa a la Corporación que el albergue está ya terminado. Ahora solo queda verificar las condiciones en que han quedado las obras. La valoración que se hace es positiva, por cuanto se ajusta al plano y pliego de condiciones que se habían establecido en el contrato. Ahora solo queda, como se hizo, proceder al pago de la cantidad de 900 pesetas, que se había fijado para la obra.
Pero el local no está todavía en situación de ser habitado. Está terminada la estructura, pero todavía queda ponerla en disposición de ser puesta en disposición de ser habitada. Lo primero es solicitar el establecer una zona de luz en trayecto que lleva desde la carretera hasta el albergue. Esto llama la atención pues, si el albergue se hizo detrás de la Casa Capitular, no tiene mucho sentido pues están al lado. Al final de septiembre hay que hacer frente al pago de los jornales de 7 días ocupados por el carpintero; igualmente hay que pagar a dos albañiles por realizar el zócalo y hormigonar el tejado del local y los camastros del albergue. También hay que pagar el suministro de las tablas y tornillos, comprados en Torrelavega, necesarios para llevar a cabo los camastros.
A partir de las Actas, no nos quedan claras varias cosas. ¿Dónde estaba ubicado el albergue de transeúntes? ¿Cuántas personas cabían en dicho albergue? ¿Cuándo entró en funcionamiento? Nada está claro.
Lo que sí parece claro, es que a partir del momento de la inauguración de la casa albergue, iban a surgir muchos conflictos que la Corporación no había previsto y que, pese al esfuerzo realizado, no parece que van a tener fin. De hecho, habiendo pasado menos de un año, comienza a haber quejas de los vecinos por la utilización que se estaba llevando a cabo por los transeúntes. En una reunión de la Corporación del mes de abril de 1932, el concejal Sendino García, expone los problemas que están originando los transeúntes en el albergue. La finalidad de la Corporación, había sido crear un lugar de alojamiento para los que transitoriamente pasaran por el municipio, y tuvieran un lugar de refugio y descanso. Pero la realidad, es que el albergue, se ha convertido en un lugar de residencia más o menos fija de determinadas personas. Hay algunos, que llevan en el albergue tres o cuatro meses seguidos. Por tanto la ocupación es sistemática y con poca limpieza.
La Corporación se da cuenta, que han construido un lugar para los transeúntes, pero no se ha establecido unas normas de utilización y un periodo de permanencia en el mismo. Así que, la Alcaldía se compromete a desarrollar un Reglamento de obligado cumplimiento para todos. El compromiso no debió de cumplirse, pues apenas pasado un mes, en mayo, nos encontramos con nuevas quejas de que la situación sigue siendo la misma o peor. Estos problemas son tan frecuentes, que el concejal González Rubín, solicita que se clausure el local-albergue, por los continuos problemas que allí se producen y además parece que varios matrimonios se han acomodado en el albergue. Es decir, el problema no se ha corregido, sino que hay ido aumentando. El alcalde Andrés Pilatti, considera que no se puede permitir lo que allí se está produciendo, pero no es partidario de clausurar el local. La Corporación está de acuerdo, pero se exige al alcalde que se eviten los abusos que se están cometiendo.
Nada cambia, una semana después, el Concejal Saiz García, manifiesta que se siguen produciendo molestias a los vecinos por parte de los transeúntes, que no tienen ningún reparo en utilizar cualquier hora del día para mendigar por las calles, se hace referencia a que en ocasiones, son las 11 de la noche y siguen pidiendo. La solución, es exigir al Guardia Municipal, un estricto cumplimiento de sus funciones como autoridad y si no las cumple, abrirle expediente. Al mismo tiempo, se solicita al Sargento de la Guardia Civil, que existe en el pueblo, que ordene a los números de la Guardia Civil, que ejerzan su autoridad sobre los transeúntes y vigilen la permanencia de los mismos en el municipio. Las cosas no debieron mejorar mucho o nada, pues nuevamente, varios concejales se quejan de los problemas y escándalos que se producen diariamente en el albergue. Piden que se actúe con la aplicación del reglamento, de tal modo, que nadie pueda dormir en el albergue más de una noche, no pudiendo volver a utilizarlo hasta después de un cierto tiempo. Por otro lado, el albergue tiene que estar cerrado durante el día. Según esto, podemos deducir que existe un reglamento ya elaborado, pero que no se hace cumplir y que, en esto momentos se comprometen a trabajar para evitar los abusos que se están cometiendo.
Parece que las medidas se aplican y van a tener resultados, pues no se vuelve a hablar del albergue hasta el mes de noviembre del mismo año. En este momento, ya no son los concejales los que se quejan de lo que está sucediendo, ahora es el mismo alcalde quien manifiesta que siendo tantos los escándalos que se están produciendo en el albergue, es necesario tomar medidas que pongan fin al problema. Los concejales consideran, que efectivamente hay que poner fin al problema, por tanto, delegan en el Alcalde, para que elabore un reglamento en el que se establezcan las líneas de actuación y que posteriormente se discuta en la siguiente reunión. Unos días más tarde, en el mismo mes de noviembre, se presenta el Reglamento por el que debe regirse el albergue, así como los transeúntes que hacen utilización del mismo. Al parecer, nos encontramos con un Reglamento de 13 capítulos, del cual no se conservar ni original ni copia, o al menos yo no he tenido acceso al mismo. En las Actas, tampoco existe una reseña al contenido real del Reglamento. Lo que sí es cierto, que ahora, después de mucho tiempo, de muchas reclamaciones, se toma la decisión de elaborar un Reglamento y después de hacer una lectura detenida del mismo, la Corporación lo considera bueno y conveniente. Nadie parece hacer ninguna objeción.
¿Problema resuelto? Nada más lejos de la realidad. Sí sabemos, que la Corporación, está valorando que las condiciones del albergue sean cada vez mejores, para aquellas personas que lo utilizan. Así a finales de noviembre la Comisión de Obras, después de una visita al albergue, considera necesaria la instalación de un retrete en el mismo, cuyo coste sería de 604 pesetas. Esta inversión es rechazada por la Corporación, no por no ser necesaria sino porque les parece muy cara para las disponibilidades de las arcas municipales.
A principio de 1933, parece que la situación del albergue no ha mejorado, de hecho se solicita que la Guardia Civil controle lo que sucede, realizando una constante vigilancia del lugar. En el mismo mes de enero, otro de los concejales comunica a la Corporación que el albergue se está convirtiendo en un refugio de animales; además el albergue, se está convirtiendo, nuevamente, en un lugar de residencia permanente para determinadas personas, que permanecen alojadas dos o tres meses. Todo indica, que las normas establecidas en el Reglamento, no se cumplen. La reunión de la Corporación debió de ser un poco “animada”. La Corporación se dividió en dos tendencias que aportaban soluciones distintas. Una opinaba, que dado que no se estaba respetando el Reglamento establecido, y cuya finalidad era mantener un lugar tranquilo para los transeúntes, pero también para los vecinos, como esto no era posible, a pesar de varios intentos, lo mejor era proceder al cierre definitivo del albergue. Por otro lado, una parte de la Corporación, consideraba que no era conveniente el cierre del albergue, pues se perjudicaba a personas que hacían un uso responsable, así que piden, un cumplimiento estricto de las normas fijadas en el Reglamento, acudiendo cuando sea necesario a la Guardia Civil. Al final, el acuerdo quedó en el mantenimiento del albergue y un cumplimiento de las normas establecidas en Reglamento.
¿Tuvo algún efecto el acuerdo? Parece que no. La Corporación sigue manteniendo su idea de que el albergue juega un papel importante en la vida de los transeúntes, y hace todo lo posible para que el local, dentro de sus posibilidades, reúna las mejores condiciones posibles. Así, cuando hay alguna situación anómala se intenta corregir. Si hay goteras en el tejado del albergue, la Corporación no duda enviar y pagar a un albañil para que lo arregle, En ocasiones la situación no es tan fácil, pues no hay dinero. Es el caso, cuando se pide que el albergue debiera de tener un retrete, y la Corporación dice que no es posible porque no hay recursos económicos en ese momento. Hay que tener en cuenta, que en aquellos años, no era habitual la existencia de retretes en las casas, lo habitual era la cuadra. En otras ocasiones, no dudan en poner a personas, a las que pagan, para que cuiden y asistan a transeúntes enfermos que están recogidos en el albergue mientras dura su enfermedad.
Pero en cambio, los transeúntes siguen manteniendo la misma actitud. Siguen molestando a los vecinos, adentrándose en sus fincas, los perros siguen circulando por el interior del albergue, la suciedad está presente por todos los sitios, a pesar de que los concejales ya han insistido en la limpieza diaria del local.
¿Cambiaron las circunstancias del albergue? La verdad, es que no hay ninguna referencia al albergue a partir del año 1934. Parece como si hubiese desaparecido, como si nunca hubiese existido, como si hubiesen desaparecido los pobres transeúntes que circulaban por la zona con frecuencia. Pero lo cierto es que no se vuelve hablar del dicho albergue, bien los problemas que causaban a los vecinos, ni de la ocupación permanente de algunos transeúntes de las instalaciones del mismo. Tampoco hemos visto, ninguna referencia a la necesidad de introducir mejoras o reparaciones de la casa como en otras ocasiones.
Hemos realizado nuestra visión desde principios del 1934 hasta el momento en que las fuerzas nacionales se hacen con el control del pueblo el 23 de agosto de 1937. Por tanto, hemos pasado un año 1934, con una primera fase con una tendencia de gobierno igual que la había en el año 1933, y que a partir de octubre, se produce un proceso revolucionario, que fue sofocado, y se mantuvo la República, pero con un carácter más moderado. Posteriormente veríamos la llegada al poder del Frente Popular y con la Guerra Civil, se da paso a la Dictadura Militar del General Franco.
Lo que sí es cierto, es que no hay ninguna referencia al albergue después del año 1933, independientemente de quién gobernara en nuestro municipio. No hay nuevas referencias. Es cierto que apenas existen referencias a “pobres transeúntes”, posiblemente por la inestabilidad política del momento, la gente procura no desplazarse tanto; el ayuntamiento, ya no puede aportar más dinero para hacer frente a los gastos y problemas que se originaban en el pueblo. Hay que resolver situaciones más urgentes y beneficiosas para el pueblo, como la construcción de la carretera a Collado –permítanme utilizar Collado, pues si bien es cierto que siempre nos hemos referido a dicho pueblo como “Collao”, en todas las Actas municipales vistas, aparece con aquella denominación-, la creación del Grupo Escolar, el Centro de Higiene, el problema de los cementerios, etc.
En algunas ocasiones muy puntuales, hay referencias de aportaciones a “pobres transeúntes enfermos” que bien solos o acompañados por su familia, transitan por el pueblo en condiciones penosas y la Corporación municipal les aporta una cantidad de dinero, 2 ó 5 pesetas, para que sigan su camino. En alguna ocasión, corre con los gastos ocasionados por el fallecimiento en el pueblo de un pobre transeúnte, pagando 28 pesetas por su caja mortuoria. No se niega la ayuda, pero ya no hay ninguna referencia al albergue.
El albergue fue un proyecto destinado a los transeúntes, que circulaban por el territorio nacional, y que aquí se intentó resolver de una manera clara: un lugar acogedor y protegido, pero que posiblemente no se gestionó de una forma coherente. Construimos y problema resuelto. Y por otro lado, los mismos transeúntes, no lo vieron como un lugar de tránsito, donde pasar unos días de recuperación, sino como una casa permanente sin ninguna obligación.
En cualquier caso, posiblemente este tipo de albergue, sentaría las bases, que con el tiempo darían lugar a la aparición de instituciones públicas y privadas, que se han ido preocupando por los más desfavorecidos de la sociedad.
José Francisco López Mora

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