Jiménez Losantos escribió un libro sobre españoles ilustres, pero habría que hacer otro sobre corruptos de la historia reciente, que éstos también son "los nuestros". Mejor que corruptos digamos los que nos fallaron, los que con su ejemplo han hecho que muchos abdiquen de la causa común, por si la desigualdad socioeconómica (creciente desde los noventa) no bastara para desmotivar de sumarse al tajo. Aunque el perjuicio en euros es grande, otros quebrantos, morales, educativos, también importan, que no todo es robar. Y yerra quien ceda a tratar esto en términos de adscripciones políticas, como si no hubiera vida más allá de los partidos. Hablo, así, de Lola Flores (Hacienda), el Padre Maciel (sexo entre sotanas), Alfonso Guerra (el Mystère), Carmen Calvo (el dinero público), el caso de los bebés robados, Andrea Fabra, Roldán, Ruiz Mateos, el Pocero, Manos Limpias, la SGAE, Jordi Pujol, Juan Carlos I... Que han tenido también, entre el pueblo llano, no sólo émulos sino defensores, a sueldo o incondicionales. Y buen caldo de cultivo.
Adolfo Palacios, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
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