Menos mal que el balance de los 40 años de autonomía es positivo, porque si así no fuera, no sé qué tendríamos que lamentar además de: la indiferencia institucional hacia las propuestas de los empresarios, la inseguridad jurídica en los terrenos de litoral, la propiedad indefinida de prados en los montes, la falta de atención al asunto de los derribos, el retraso en la comarcalización y demás proyectos, la pérdida imparable de peso relativo en indicadores económicos, la proliferación de pisos sin acabar en nuestros pueblos, las vergonzosas condiciones ferroviarias, los divisiones ocultadas en el interior de los partidos, las quejas por la desorganización sanitaria, y no sé si me dejo algo, ¿los destrozos en el campo del Racing?
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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