Aunque sea cómodo hablar del "sistema chino" para referirse a su modo de gobierno, y aunque algunos occidentales miren a China como referente, no es adecuado hablar en esos términos. Sería como hablar de sistema educativo finlandés cuando se habla de enseñanza, cuando ya Xavier Melgarejo nos advirtió, en su conocido libro, que el supuesto sistema es inseparable de la cultura de los padres y de las instituciones generales de la sociedad finlandesa. Bastaría con preguntar a los chinos si quieren democracia a la occidental, para ver que tal gobierno no sólo se sustenta sobre meritocracia y tradición, sino sobre un modo de ser de muchos, de la mayoría (y es seguro que sus respuestas no serían del todo atribuibles al miedo o la ignorancia). Pero también hay que considerar cuál sería la respuesta en Hong Kong o Taiwán, para caer en la cuenta de que no todos los chinos son iguales. Y que la alternativa no es sólo entre sistema chino y sistema occidental.
Adolfo Palacios, para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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