hazle caso al camino,
mira el mirar del haya,
del acebo, roble y pino.
A la endeble rastrojera,
cardo, ortiga y helecho,
mirando en cada trecho
cada pico y ladera.
Cada risco, cada piedra,
el sombrío de la maleza,
el milagro de la hiedra
y celadas sutilezas.
Habla poco, habla bajo,
sé cauteloso al pisar
y si te roza el escajo…
solo quiso acariciar.
Dale un abrazo al día,
él te bañará con su luz,
rezumarás de alegría,
te impregnarás de salud.
Saborea cada instante,
métete en su oración,
sé el firme caminante
que en silencio hace canción.
Que hace sol… pues por el sol,
y si llueve…porque llueve,
si hace viento…por el viento
y si nieva…por la nieve.
Mira hacia el cotero,
donde se espantó el cuervo.
¿Te fijaste en el ciervo
que corría por el sendero?
O al pasar una cambera,
ver un nítido destello
del asustado miruello…
reanudando primaveras.
O al cruzar aquella rampa
que con rocío hace crespón,
ver dibujada la estampa
de un riuco retozón.
O en la garma pedregosa,
ver la máxima cautela
que ha puesto la raposa
al ver a un grajo que vuela.
O ese ratón campero
o los corrillos de flores,
o el olor de los albores,
o ese lobo muy fiero.
NATURALEZA besando
a los nobles montañeros,
con las cimas esperando
para conceder sus fueros.
Contemplar la lejanía
y comer el tentempié,
disfrutar de este gran día,
que como llegó…ya se fue.
Y ya en llegando el vengo,
la meta… llegar a casa,
que es donde yo sostengo…
que hasta el culo me descansa.
Tinuco
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