El año pasado, en una visita guiada a un bosque cántabro con el programa Naturea, observé que el guía, tras hablar del equilibrio ecológico, no hacía mención al mantenimiento preventivo de incendios. Se lo comenté, y dijo que en el bosque no hay maleza, que todo se gestiona solo. Pero en otros ámbitos no dejo de oír que hay que limpiar el bosque. Otra incongruencia: la carta que a este periódico dirigió, a finales de 2022, un paisano del interior de Cantabria, lamentando la errada política del Gobierno regional, la incomprensión hacia el campesino y la falta de escucha. Ello contrastaba con los mensajes que el propio Gobierno nos suele dar sobre sus esfuerzos por adecuar su gestión al respecto. Ahora, Greenpeace habla de "cuñadez" de los políticos, que prefieren lanzarnos contra presuntos terroristas y pirómanos, frente a un enfoque científico y responsable (que por lo visto no practican) que partiría de comprender la tradicional cultura de quemas, y adentrarse en los pueblos para hacer entender que, con el cambio climático, hay cosas que ya no son posibles como antaño. Urge ponerse de acuerdo sobre el asunto, porque ya vamos tarde.
Adolfo Palacios, para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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