Algunos extranjeros dicen que los españoles somos orgullosos, engreídos. Un aspecto de ese carácter es, creo, la facilidad con que pasamos a afirmar como ciertas, cosas que solo podríamos presentar como conjeturas; suposiciones, que nosotros mismos pasamos, inmediatamente, a creernos. Omnisciencia, infalibilidad: cuñadismo en realidad, que llega hasta lo que yo llamaría "complejo de Sherlock Holmes conspiranoico". Ya santa Teresa advertía de la falta de humildad que hay en lanzarse a asertos categóricos sobre asuntos de los que no tenemos suficiente información, ni quizá la tengamos nunca. Y, añadiría yo, a veces para acusar, para señalar alguna presunta vergüenza, tapadera, corrupción... Una especie de victimismo, pero en el que se presenta, no a uno mismo, sino a la gente, al pueblo, como víctima. El pueblo siempre, el pobre, bajo manos negras.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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