REMEDIO A LA DECADENCIA

Santander está llena de gente canosa y arrugada, cosa que sin duda ahuyenta al turismo, sobre todo si nos comparamos con ciudades de Holanda o Alemania, teóricamente envejecidas, pero donde se ve por la calle bastante gente agradable a la vista. No es extraño que, en sitios como Santander, vuelva uno a casa algo deprimido y prefiera ver la tele, porque es una situación inédita para el ser humano; en miles de años la evolución no nos ha preparado para tener en escena este desfase en la pirámide poblacional. El Ayuntamiento debería, en los escaparates de tiendas cerradas, en vez de poner fotos neorrealistas, poner fotos de gente joven y guapa. Se podría completar con maniquíes apropiados en los jardines. Y los turistas harían cola para hacerse selfis con ellos.

Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.