Está claro que hay mucha gente que lo sabe todo, o casi todo, de nosotros. Buitres sobrevolando constantemente. Hay que evitar dar ningún dato, ni siquiera si ellos te los han mencionado de antemano y te piden corroborar. Yo, ayer, dije que no me acordaba de si vivo, o no vivo, en la calle que me acababan de decir. También dije, en otra llamada, que no tenía cuenta en el banco que me acababan de decir (y resulta que sí la tengo). Y si llaman diciéndote lo primero que si hablan con Fulano o Fulana, decirles que cómo saben tu nombre; y a renglón seguido, si te preguntan algo, decirles que dónde han recibido tan mala educación, de preguntarte cosas sin haberse presentado ellos antes. Otra opción es directamente colgar, claro. ¡Hay que echarle cara!, ser tajante y olvidar los hábitos de la buena gente: al enemigo, ni agua. Y es que, además, ya que pretenden estafarte, deberían ser más profesionales: yo "no soy racista, pero", si de entrada oigo un acento latinoamericano, desconfío. Porque, si mi banco contrata a un telefonista para llamarme, lo menos que va a hacer es enseñarle a no usar expresiones extrañas para un español, como son "voy a veriificar" o "le estoy llamando en el día de hoy"; un banco, o una entidad seria, se ocupa de poner operadores que hablen a la gente de la manera que la gente encuentra normal.
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Está claro que hay mucha gente que lo sabe todo, o casi todo, de nosotros. Buitres sobrevolando constantemente. Hay que evitar dar ningún dato, ni siquiera si ellos te los han mencionado de antemano y te piden corroborar. Yo, ayer, dije que no me acordaba de si vivo, o no vivo, en la calle que me acababan de decir. También dije, en otra llamada, que no tenía cuenta en el banco que me acababan de decir (y resulta que sí la tengo). Y si llaman diciéndote lo primero que si hablan con Fulano o Fulana, decirles que cómo saben tu nombre; y a renglón seguido, si te preguntan algo, decirles que dónde han recibido tan mala educación, de preguntarte cosas sin haberse presentado ellos antes. Otra opción es directamente colgar, claro. ¡Hay que echarle cara!, ser tajante y olvidar los hábitos de la buena gente: al enemigo, ni agua.
Y es que, además, ya que pretenden estafarte, deberían ser más profesionales: yo "no soy racista, pero", si de entrada oigo un acento latinoamericano, desconfío. Porque, si mi banco contrata a un telefonista para llamarme, lo menos que va a hacer es enseñarle a no usar expresiones extrañas para un español, como son "voy a veriificar" o "le estoy llamando en el día de hoy"; un banco, o una entidad seria, se ocupa de poner operadores que hablen a la gente de la manera que la gente encuentra normal.
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