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07 junio 2024

EL MERCADO SEMANAL EN LOS AÑOS 30 DEL SIGLO PASADO

Al leer las noticias de los periódicos que Capeli, fue archivando con referencias a nuestro municipio, son muchas las tenemos sobre el mercado semanal que se llevaba a cabo en el pueblo. Unas veces nos hablan de la situación de abandono del mercado y otras veces, del desarrollo de éste.
La primera noticia que encontramos, es una crónica de enero de 1930, en la que el corresponsal GARDE, publica en el periódico “El Cantábrico”, la precaria situación en el que encuentra, en aquellos momentos, el mercado semanal que todos los miércoles se celebraba en la plaza. Un pueblo como el de Los Corrales, con una industria consolidada y con un importante número de comercios, no puede competir con mercados que existían en pueblos con menor desarrollo económico. Últimamente apenas se ponen 4 puestos de vendedores y al que acuden escasos compradores. Todo ello, hace imposible, que el mercado semanal de Los Corrales, pueda tener el prestigio que había tenido anteriormente.
La recuperación del mercado de Los Corrales, solo será posible, según manifiesta el corresponsal, con la participación de los vecinos. Estos deberían darse cuenta que, si se trasladan a otras zonas de la provincia a comprar mercancías que antes había en el mercado, esto supone pagar un precio más caro que si los compran aquí. Por otro lado, si el comercio tuviese la misma importancia que anteriormente, atraería a compradores de fuera que beneficiarían a los comercios del pueblo.
La colaboración de todos los vecinos permitiría nuevamente el desarrollo del mercado semanal del pueblo, volviendo a ocupar el puesto importante que tenía anteriormente entre los de la provincia.
No tenemos más referencias al mercado semanal hasta el mes de abril. De los cinco miércoles que hubo mercado, solo tenemos constancia de tres. En las crónicas de los periódicos, la primera es la del día 11, que hace referencia al mercado celebrado el día 9. Se dice que el mercado había estado animado, con tratantes de todo tipo de productos, aunque a precios elevados, lo que no había impedido que hubiesen venido vecinos de los pueblos limítrofes a Los Corrales. Los productos y el precio de los mismos podemos verlos más adelante.
La segunda referencia es la del día 17, en la que se habla del mercado celebrado el día anterior. Ese día, hubo un tiempo desapacible, pero no evitó que hubiera bastantes vendedores, así como comparadores, realizándose las transacciones comerciales con rapidez. El tiempo no debió permitir el pasear por el mercado. Dice la crónica, que gran parte de las comparadoras eran las conocidas con el nombre de “las renoveras”. Estas eran mujeres que iban por los mercados de las distintas zonas de la provincia, visitando los mercados y los productos que había en ellos. Esta visita se realizaba en los primeros momentos, y visto lo que les interesaba, procedían, no a la compra de un kilo o dos kilos, sino a la compra de todo lo que tenía los vendedores del producto que les interesaba. Los vendedores, después del regateo, procedían a la venta del producto. Es posible que lo hiciesen a menos precio, pero también es cierto que vendía todo el producto, y eso no siempre sucedía. La renovera seguía buscando otros productos por el mercado, hasta que cubría sus necesidades. Posteriormente, se trasladaba a los mercados más importantes de la zona, para vender ella misma esos productos o vendérselos a comerciantes importantes. Así, las renoveras que venían al mercado semanal de Los Corrales, se los vendían a comerciantes de Torrelavega.
La tercera referencia es la del día 27 abril, que corresponde al mercado celebrado el día 23. Nuevamente se indica que fue un mercado con mucha animación, abundando la presencia de hortalizas y huevos en los puestos.
En el mes de mayo, encontrarnos nuevas informaciones sobre el mercado semanal. Una ellas es del día 17, en la que se nos indica, que fue un mercado animado, lo que alienta la esperanza, de que se convierta en uno de los más importantes de la provincia. En esta crónica se relatan los productos más relevantes del mercado, así como el precio de venta al público.
Otra crónica nos lleva al día 29 de mayo, la que nos dice que el mercado se había celebrado el martes, pues como sabemos, cuando los miércoles, eran fiesta, se trasladaban al día anterior. Esto provoca la pérdida de vendedores y compradores, lo que se tradujo en una caída de las ventas comparándolas con mercados anteriores.
Nuevamente aparecer en las columnas del periódico El CANTÁBRICO, la preocupación por la pérdida de importancia del mercado a nivel provincial. La cooperación de los vecinos es necesaria, pues la consolidación del mercado semanal traería beneficios al pueblo y lógicamente a los propios vecinos.
A partir de este año, son pocas las referencias a los mercados semanales. Y casi siempre los corresponsales de la prensa provincial, indican la disminución de su importancia. Así en la crónica del día 19 de abril de 1931, ya se habla del “ambiente pobrísimo con que se celebra nuestro mercado todos los miércoles de cada semana”, llegando a tener una asistencia entre compradores y vendedores de una docena de personas. Y esto era lo habitual. Y no podemos olvidar, que en estos momentos el ayuntamiento de Los Corrales de Buelna, tiene una población cercana a los cinco mil habitantes. Por tanto, hay compradores para los productos. El ayuntamiento y los vecinos debieran asumir que el mercado puede facilitar la salida de los productos que ellos cultivan en sus tierras y, además, el ayuntamiento tiene capacidad para controlar los productos que se venden, así como la calidad de los mismos, pues los agentes de la autoridad vigilan la calidad de productos, cosa que no sucede cuando los vendedores ambulantes van por las casas.
El nuevo Ayuntamiento salido de las urnas, debería trabajar para que el mercado no languidezca, pues la llegada de mayor número de compradores, que no solo compran en el mercado semanal, sino también en los comercios del pueblo, proporciona beneficios a todos.
El corresponsal del diario LA VOZ DEL CANTÁBRIO, publica el 9 octubre de 1931, que no se ha hecho nada para mejorar la situación del mercado. Se sigue observando que los revendedores recorren el pueblo vendiendo, incluso los días de mercado. Y la culpabilidad es de la autoridad municipal, que no toma las medidas para evitarlo y también de los vecinos que no acuden al mercado, donde pueden comparar precios y calidad de los productos que adquieren y, en cambio se decantan por la venta ambulante, que lo único que tiene de positivo es que no tiene que desplazarse para comprar.
Hay que esperar hasta el 28 de diciembre de 1932, para tener nuevas noticias sobre el mercado semanal. Se habla de que se mantiene la misma tónica de mercados anteriores. Los precios apenas varían y el número de vendedores y compradores son muy pocos, a pesar de que las condiciones climáticas eran buenas. En esta crónica, el corresponsal indica que quizás, la solución para el mercado semanal, sea la construcción de una Plaza de Abastos, con lo que a los vendedores no les quedaría otro remedio que ocupar el puesto que se les indicara. Además, esto permitiría al Ayuntamiento obligar a los vendedores, a vender sus productos en la Plaza Abastos, el mismo día del mercado. Evitándose la competencia desleal.
Nuevamente, nos encontramos con un periodo en el que prácticamente no hay ninguna noticia sobre el mercado semanal, hay que esperar al 8 de junio de 1934, para tener noticias de lo que está sucediendo. El corresponsal es conciso. El mercado ha sido igual que los dos anteriores, precios parecidos, muy pocos compradores y vendedores en la plaza, a pesar de que el buen tiempo podía impulsar la asistencia de vecinos.
En el año 1935 encontramos cuatro referencias al mercado semanal. La primera corresponde al 10 de mayo, en la que el corresponsal habla de un limitado número de vendedores y un mayor número compradores; los precios de los artículos, prácticamente, no han sufrido variación alguna con respecto a los mercados anteriores.
El mercado al que se hace referencia en la prensa el día 15 de mayo, no aportó grandes cambios. Hubo poca concurrencia de vendedores y compradores, y los precios de los artículos apenas habían variado con respecto al mercado anterior. La poca afluencia de personas y de ventas es consecuencia del mal tiempo. En esta ocasión, el corresponsal hace una valoración personal del mercado y de lo que se debía hacer. Es consciente de que éste cada día atrae a menos vendedores y compradores. Por lo Hay que buscar soluciones; para ellos las autoridades municipales deben impedir que los vendedores ambulantes puedan vender productos fuera del mercado, yendo por las casas del pueblo. Al mismo tiempo, deben obligar a los vendedores ambulantes a hacerlo en la plaza del mercado, compitiendo en iguales condiciones con los que tienen el puesto de venta. Esto sería positivo por varios motivos. El ayuntamiento se vería beneficiado económicamente, pues al haber más puestos de venta, aumentarían los ingresos en las arcas municipales. También los compradores se verían beneficiados pues el aumento de la competencia, haría bajar el precio de los artículos y la calidad de los mismos. Los comerciantes fijos del pueblo aumentarían sus ventas, se consumirían más productos que no se ofertaban en el mercado semanal. Por otro lado, los propios vendedores del mercado, verían como, al aumentar el prestigio del mercado semanal del pueblo, vendrían más forasteros a comprar y eso aumentaría su posibilidad de venta.
En el mes de junio, nos encontramos con crónicas relacionadas con el mercado semanal. Todo parece indicar que el mercado no está teniendo buenos resultados. El 8 de junio, se nos indica que no se ha producido ningún cambio en la tendencia del mercado semanal del pueblo. La presencia de vendedores y compradores sigue siendo escasa, a pesar de las buenas condiciones meteorológicas.
El día 15, hay una nueva referencia al mercado, que indica la pobre presencia de vendedores y de compradores, poca variación de los precios de los artículos, y con la esperanza de que todo cambie, dado que las fiestas de San Juan están próximas, lo que favorecerá la presencia de forasteros, que pueden incrementar la venta de productos.
Pero nada sabremos, sobre lo que sucedió en el mercado de la semana siguiente. De hecho tendremos, que esperar al año 1948 para poder obtener información del mercado semanal de Los Corrales. Pero antes de llegar a ese período, hagamos una valoración del mercado durante los años treinta.
                     11 de abril de 1930       27 de abril de 1930      17 de mayo de 1930 
Gallinas           5 a 8 ptas. una              6 a 10 ptas. una         5 a 8 ptas. una. 
Gallos              6 a 10 ptas. uno                                              6 a 10 ptas. uno. 
Par de pollos   6 a 8 ptas.                    4´5 a 9 ptas.                6 a 9 ptas. 
12 huevos       2´25 a 2´50 ptas.         2 a 2´5 ptas.               2´25 a 2´50 ptas. 
Limones          0´15                             0´10                            0´20 uno. 
Naranjas          0´70 a 0´80                  0´70 la docena            0´90 
Verdura            Muchas y caras                                               Mucha y barata. 
12 cebollas      1´25 a 1´75 ptas.          1 a 1´75 ptas.              1´25 a 1´50 ptas. 
Cerdos de cría50 y 70 ptas.                 45 a 60 ptas. uno.       50 ptas. uno 
Patatas                                                  1´5 a 2 ptas. arroba
Manzanas                                             6 a 7 ptas. arroba
Repollos                                               0`50 a 1`25 uno
Solo tenemos tres crónicas en las que se indican algunos de los productos que se venden en el mercado, así como los precios de los mismos.
Vemos, que casi siempre, se hace referencia a artículos relacionados con los productos de la huerta, de frutas y animales caseros. Por otro lado, podemos observar, que el precio de dichos productos, se establece en base a la unidad de, así algunos de los productos se vendían por unidades no por kilos. Era el caso de las gallinas, de los gallos, de los pollos, los cerdos de cría. En otros casos, nos hablan de lo que podía valer la docena de los productos puestos a la venta; era el caso de los huevos, las cebollas y las naranjas. Las patatas y las manzanas se vendían por arroba. Esta es una unidad de peso que tiene distinta valoración en muchas de las provincias de España, pero en los años treinta del siglo pasado en la provincia de Santander, la arroba equivaldría a 11,5 Kg.
Hay que decir que el mercado semanal estuvo funcionando durante la época de la dictadura del General Primo de Rivera, que finalizó el 26 de enero de 1930, cuando presenta su dimisión ante el monarca Alfonso XIII; dicho mercado semanal, siguió funcionado en el pueblo de Los Corrales durante gran parte de la ç II República, que se proclamó el 14 de abril de 1931. Y es en los periódicos donde encontramos esta información.
Según todo lo anterior, el mercado semanal estuvo vigente en el pueblo durante los últimos 14 meses del reinado de Alfonso XIII y prácticamente durante los cuatro primeros años de la Republica. Posteriormente ya no tendremos noticias del mercado semanal, posiblemente ligado a la “guerra incivil” que surgió en nuestro país durante los años 36 hasta el 39. El fin de la guerra, no supuso el funcionamiento del mercado, este se demoró varios años.
¿Fue la guerra la que provocó la desaparición de nuestro mercado semanal? Lo ignoro. No parece que los mercados que había en el territorio nacional, independientemente del bando en que se encontraban, desaparecieran durante la guerra. Posiblemente todos hayamos oído hablar del bombardeo de Guernica; quizá nos sea menos conocido el bombardeo de Cabra. Los bombarderos se realizaron sobre dos ciudades que en ese momento estaban pleno mercado. Había guerra, pero también mercado. En Los Corrales, es posible que el mercado semanal desapareciera por la guerra, pero no debemos olvidar que lo verdaderamente importante, es que llevaban varios años en una caída importante de las transacciones comerciales, siendo cada vez menos los compradores y vendedores que asistan al mismo.



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