Yo ahora estoy jubilado, pero tuve la suerte de que nunca me resultó gravosa la vuelta al trabajo, como parece ser que es para "todo el mundo"... Me cuesta creerlo, la verdad; bien podría ser algo cultural, extraño en otras latitudes. Quizá es que, a la suerte de no aborrecer el trabajar (ah, quizá Luis Aguilé tuvo la culpa) debo añadir la de haberme criado en un ambiente donde la transformación del medio y la producción de bienes eran cosa loable y natural. Sospecho, también, que hoy los medios de comunicación están alineados en la ideología de que solo las vacaciones son tiempo apetecible; no sé por qué, seré conspiranoico; en las entrevistas, la gente parece darlo por sentado (cosa que los escolares, como niños que son, imitan de sus mayores, no gustándoles tampoco estudiar, pues viene a ser lo mismo). Y así, mientras otras sociedades se afanan en algo tan humano como es fabricar cosas y ganarse la vida, aquí, cual gueto de hidalgos, conjuramos el concepto, llamándolo curro, y parece que nos ganamos a pulso cada día el trabajar a disgusto. Y ¡tonto el que piense lo contrario!
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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