24 septiembre 2024

MOTIVACIÓN DE LA LECTURA

¿Por qué leía yo, cuando era joven?, quizá por lo mismo por lo que leían los de mi generación: para construirse un sí mismo según un ideal de persona culta, abierta, competente, amante de la verdad. Entendíamos que se valoraba eso. Pero hoy vemos que, tras siglos de afanosos lectores, la verdad no ha llegado; reina el desacuerdo, el conflicto, la confusión. Se leen mayormente novelas, y para estar a la moda, para evadirse, en grupitos exclusivos. Las redes sociales acaparan el afán informativo, a la vez que atomizan la sociedad. La Ilustración, con su hálito universalista, queda lejos; aquellas típicas películas norteamericanas aleccionadores, edificantes (Atrapado en el tiempo, Lucas Tanner, El príncipe de Bel Air), ya no se hacen, ya no nos sentimos casi tocando el progreso definitivo, ¿qué diría hoy Menéndez Pelayo?, la imagen clásica de la gran biblioteca nos huele a polvo viejo. Y las motivaciones para la lectura de tipo individualista (adquirir vocabulario, rebajar el estrés, ser distinguido) nunca tendrán la fuerza que tenía la motivación de la empresa colectiva, compartida. 
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.

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