El hecho de que haya tantas mujeres inteligentes que rehúsen declararse feministas, debería hacer reflexionar un poco más a quienes dicen que simplemente creer en la igualdad es ya ser feminista. Y es que eso de la igualdad, por sencillo que pueda parecer, es interpretable de diversos modos. ¿Implica creer en las cuotas? ¿En la discriminación positiva? ¿En el sesgo de género judicial? ¿En el patriarcado histórico estructural? ¿En el contubernio patriarcalcapitalista? ¿Qué opinan algunas (y algunos) feministas de cuán feministas son otras?, o sea ¿con cuál feminismo me quedo? Y, si la democracia y la Constitución presuponen ya igualdad, ¿por qué debo añadirme una etiqueta?, ¿por qué tienen nombre los que creen (como es mi caso) en los derechos de la mujer, cuando no lo tienen los que creen en los de los pobres, de los niños, los ancianos, los gordos, los feos, los discapacitados, los inmigrantes, los explotados? Podríamos decir también que todos somos ecologistas, pues casi nadie pretende ignorar el medio ambiente; pero en cómo se entiende está el problema. A estas alturas de la historia, que lo conceptos son interpretables y conllevan dificultades, debería ser evidente.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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