VALOR DEL FETO, VALOR DE LA VIDA
En ciertos casos es lógico abortar, eso casi nadie lo niega. Por otro lado, tampoco se debería obligar a parir a una mujer que no quiere. Y, si decide abortar, que haya cerca un sitio con garantías. Ahora bien: todo eso cobra distinto cariz (y se acaba traduciendo en distintos números) según se esté en una sociedad proactiva en dar la bienvenida a las nuevas vidas, o en una que no da facilidades de crianza y que es indiferente a la vida, dejándolo al albur del ánimo de cada cual, con los menoscabos que éste sufre por influjo del entorno y sus limitaciones. Dar la oportunidad de alumbrar a los niños, encargándose el Estado de encontrar familias que los acojan, no tendría que ser misión de un sector marcado por la religión. Tarea estatal igualmente debería ser impedir que el aborto se use como método anticonceptivo, y que se convierta en un negocio. Y fomentar la responsabilidad entre los jóvenes: ellos y ellas, cada uno por lo que le toca. Una adecuada educación sexual, desde los once años, sería importante, para evitar violaciones y para que, sobre todo los chicos, valoren qué es el embarazo, el parto, la crianza... y el estar en este mundo, pues yo prefiero vivir en un entorno que promueva la idea de que estar vivo, estar entre nosotros (sin ser una obligación), es buena cosa. Más o menos a la manera en que se suele entender en África, o en que se solía entender en nuestra sociedad, mismamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario