El Tiempo en Corrales de Buelna,Los

17 noviembre 2011

EL ARTÍCULO DE HOY

EL VOTO DE UN INDIGNADO
Creía yo que con el paso del tiempo y de las elecciones mi inequívoca voluntad de seguir participando con el voto se iba a ver compensada, haciéndome menos compleja la elección, o que ésta fuera más un acto de fe que de castigo. Cierto es que soy un representado muy malo, porque cuando voto ni hablo, ni opino: simplemente elijo entre lo que se me ofrece, o sea, lo que la sociedad en la que vivo es capaz de presentar para gobernarla en democracia.
Porque también soy de los que pienso que la media de los representados no tiene que ser mejor que la de los representantes, ergo, cuando una parte de la sociedad grita no ser representada, se puede deber a algo más que a un sistema electoral.
Y cuando un hijo de aquélla estafa sentimental e ideológica llega a la enésima elección puede dar síntomas de cansancio. «Fatiga tanto andar sobre la arena descorazonadora de un desierto.», dijo el poeta.
Que broten personas antes que políticos para gestionar una crisis de modelo, o de sistema, o incluso de civilización, y de país, claro está, es tan difícil como que abunde la coherencia o la no contradicción en los humanos. Ver o escuchar por aquí a experimentados valores como Rubalcaba, Felipe, Guerra o Revilla con discursos del tipo «Rajoy es un vago» o «nos van a oír» después de 16 años en el Gobierno, aparte de patético, alentador no parece. ¡Qué horror y qué pobreza y discursos de miseria se oyen¡
En fin, que no sé cómo canalizaré mi indignación antigua dada mi obstinada decisión de elegir, que no de confiar mucho. Si bien prometer cambio no es decir mucho, hablar de sentido común, de decir la verdad, de no gastar lo que no se tiene o no se puede pagar, o de convocar a una nación, ya de por sí difícil, a compromisos y a esfuerzos colectivos, etcétera, me parece sensato aparte de inevitable. Y si no se olvidara que la llamada crisis tiene mucho de autoengaño colectivo, tal vez admitiría un nuevo parche hasta la siguiente. 

[Vicente Polidura en Cartas al Director, del Diario Montañés]