¿Harto de la polución? ¿Te gustaría producir oxígeno para tu ciudad? Estas podrían ser dos preguntas de la campaña de promoción de la bicicleta fotosintética. Diseñada por la compañía tailandesa Lightfog Creative and Desing, el velocípedo no solo mejora la salud del pedaleante, disminuye contaminantes y favorece el urbanismo, sino que además absorbe dióxido de carbono y produce oxígeno. Como las plantas. Pero en lugar de usar la energía del sol, se aprovecha de los pedales. Una idea que ha ganado un galardón en los premios de diseño Red Dot, unos de los más importantes del mundo.
“Queríamos aportar más valor al hecho de pedalear. La bici ya no solo ahorra contaminación sino que la elimina”, cuenta Silawat Virakul, director de la empresa creadora del concepto, con sede en Bangkok, en una entrevista. El funcionamiento del ingenio consta de dos partes. Por un lado, en el manillar, unos filtros depuran el aire que producen los coches, elimando polvo y partículas en suspensión, principalmente. Adicionalmente, se genera oxígeno mediante un proceso semejante a la fotosíntesis, sustituyendo el Sol por una batería de litio instalada en el cuadro del velocípedo. El pedaleo suministra la energía necesaria para el proceso.
Una ráfaga de aire limpio emana de la barra de la bici. El ciclista disfruta de un aire más puro y lo que no respira, se queda en la ciudad. En la época de la post-sostenibilidad, no producir CO2 o contaminantes no es suficiente, hay que detraerlos. Así, están apareciendo productos que van en esta línea como el cemenro que reduce la contaminación local. La bicicleta fotosintética es solo un diseño. Pero su originalidad le ha valido un galardón, en el partado de diseño conceptual, en los Red Dot Design Awards, creados en 1955 y que se entregan anualmente en Alemania. Los productos y las ideas ganadoras se exhiben en el museo Red Dot en Zollverein. Por ahora es un concepto, igual en un futuro las bicicletas públicas son todas purificadoras y, además de ahorrar contaminantes, los eliminan.
[Fuente: Blog I Love bicis de El País]
“Queríamos aportar más valor al hecho de pedalear. La bici ya no solo ahorra contaminación sino que la elimina”, cuenta Silawat Virakul, director de la empresa creadora del concepto, con sede en Bangkok, en una entrevista. El funcionamiento del ingenio consta de dos partes. Por un lado, en el manillar, unos filtros depuran el aire que producen los coches, elimando polvo y partículas en suspensión, principalmente. Adicionalmente, se genera oxígeno mediante un proceso semejante a la fotosíntesis, sustituyendo el Sol por una batería de litio instalada en el cuadro del velocípedo. El pedaleo suministra la energía necesaria para el proceso.
Una ráfaga de aire limpio emana de la barra de la bici. El ciclista disfruta de un aire más puro y lo que no respira, se queda en la ciudad. En la época de la post-sostenibilidad, no producir CO2 o contaminantes no es suficiente, hay que detraerlos. Así, están apareciendo productos que van en esta línea como el cemenro que reduce la contaminación local. La bicicleta fotosintética es solo un diseño. Pero su originalidad le ha valido un galardón, en el partado de diseño conceptual, en los Red Dot Design Awards, creados en 1955 y que se entregan anualmente en Alemania. Los productos y las ideas ganadoras se exhiben en el museo Red Dot en Zollverein. Por ahora es un concepto, igual en un futuro las bicicletas públicas son todas purificadoras y, además de ahorrar contaminantes, los eliminan.
[Fuente: Blog I Love bicis de El País]
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