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17 julio 2018

LOS ANIMALES DEPREDADORES EN LOS CORRALES EN EL S. XIX

Las anotaciones referentes a las alimañas en las Actas del S. XIX son frecuentes. Se entiende como alimañas a aquellas especies animales que causan estragos en los intereses de la comunidad, fundamentalmente entre los animales domésticos que conviven con los habitantes del pueblo y que además les suponen una fuente de riqueza y, fundamentalmente, el sostenimiento diario, mediante la aportación de leche, carne, huevos, etc. y también, sin lugar a dudas, fuerza de trabajo en el cultivo de los campos, traslado de materiales pesados, etc.
Lógicamente estas alimañas son consideradas perjudiciales para los intereses de la comunidad, de aquí que se trate de eliminarlas por todos los medios, no se trata de alejarlas, sino eliminarlas radicalmente, premiando a todos aquellos que traigan pruebas de haber eliminado a alguno de los individuos de estas especies.
¿Cuáles son básicamente esas especies depredadoras que hay que eliminar? Básicamente cuatro: las rámilas, los zorros, los lobos y los osos. Establecerán diferencia entre los machos y las hembras, de tal forma que quién presente una hembra recibirá una mayor aportación económica. Vayamos a ver lo que nos dicen las actas sobre cada una de estas especies.
Las Rámilas, es la Garduña, que aquí en Cantabria recibe el nombre de Rámila. Este es un animal que suele vivir cerca de los asentamientos humanos, realizando una actividad de depredación de ratones y otros animales que son negativos para el hombre. Pero es que también en su actividad nocturna, se centra en la depredación de animales fundamentales para los humanos: gallinas, pollos, patos, palomas, conejos. Esta actividad nociva para la comunidad, hace que ésta tome medidas encaminadas a su aniquilación, es decir, se van a establecer premios para todos aquellos que se presenten en el ayuntamiento con la captura de las mismas.
Es uno de los animales más cazados, 64 individuos, pero con la particularidad que en las actas aparecen referencias a su captura entre los años 1837 hasta el 1849. Después ya no hay ninguna referencia a esta especie, cosa que no sucede con el zorro o el lobo. Durante todo este período el premio que se va percibir por la captura de este animal no va a variar, independientemente de que se trate de un macho o una hembra, fijándose la cantidad de cuatro reales por pieza.
Prácticamente, las personas que presentan capturas de esta especie pertenecen a todos los pueblos del municipio, aunque parece que los individuos de Coo y Somahoz llevan a cabo mayor número de capturas presentadas. Llama la atención la figura de D. José de Hoz, cura de Coó que entre finales mayo y principio de julio de 1841 presentó en el ayuntamiento 7 rámilas lo que le supuso una cantidad de 28 reales.
Igualmente hay que señalar que la eliminación de las rámilas no es una competencia exclusiva de los hombres, sino que las mujeres de los pueblos también participan de la eliminación de las mismas. Así el 11 de agosto de 1839 se mandó dar un libramiento a Teresa Losilla por una rámila, y el 23 de diciembre de 1849 se premia con 4 reales a Josefa Quevedo por la presentación de una rámila. Son muy pocas las mujeres con respecto a los hombres, posiblemente la participación de las mujeres sería mayor si tenemos en cuenta que estos depredadores se encontraban muy cerca de las casas y, posiblemente fuesen las mujeres quienes las matasen y los hombres quien las presentarían en el Ayuntamiento.
Los Zorros. Esta especie es otra de las más perseguidas por los habitantes de Los Corrales en el S. XIX. En las Actas que hay en el Ayuntamiento, las referencias a los zorros se extiende desde el año 1837 hasta el año 1849, después de este fecha hay que trasladarse al año de 1856 en la que hay referencias a capturas de 3 zorros; hay que esperar al año 1872 y 1873 para encontrarnos con nuevas referencias a la captura de esta especie. Después ya nada.
Hay que decir que el zorro es una especie que actúa fundamentalmente por la noche, atacando los corrales en los que habitan los conejos y las gallinas de los vecinos. Es cierto que también juegan una actividad fundamental para los vecinos desde el punto de vista de que su dieta también se completa con ratones, ratas, topos, con lo cual ofrece un servicio a los habitantes de los pueblos. Pero evidentemente, el daño que causan entre los animales básicos para los habitantes de los pueblos, como sucede con gallinas y conejos, aunque no podemos olvidar que también, en ocasiones, es capaz de atacar a los corderos de pequeño tamaño. De aquí que la comunidad va tratar de favorecer la eliminación de tales animales.
El número de animales de esta especie abatidos es de 50, estableciendo diferencias entre machos y hembras, así se da cuenta de la captura de 34 machos y 16 hembras. Por otro lado, los cazadores son personas que pertenecen a los distintos pueblos o lugares que integran el municipio, no premiando a nadie que no pertenezca al municipio de Los Corrales. Y participan todos, no hay personas especializadas en la captura, aquí vemos, por ejemplo, la presencia de un Presbítero Don José Herrera que va a recibir 20 rs por el abatimiento de un zorro en 1847. Si hay una diferencia, con respecto a las capturas de las rámilas. En la gratificación por la captura o abatimiento de un zorro o zorra no aparece ninguna mujer, cosa que si veíamos con las rámilas. Posiblemente, los hombres eran los encargados de llevar las armas o de poner las trampas.
La gratificación por el abatimiento de estos animales va a ser superior a lo que habíamos visto con las rámilas. Frente a los cuatro reales con que se premian el abatimiento de las primeras, el premio que concedía por la captura de un zorro se incrementa considerablemente. Por otro lado, se establece una diferencia mayor si el zorro abatido es macho o hembra. La captura de un zorro macho implica un premio de 20 reales, mientras que si es una zorra se gratifica con 24 reales. Este parece ser el precio básico, pero hay algunos animales abatidos que reciben menor compensación, así, por ejemplo, en el Acta del 31 de Junio de 1837 se le compensa a Domingo Garrido con 12 reales por el abatimiento de un zorro. En cualquier caso esta gratificación va sufrir cambios a lo largo del siglo, pues el 3 de Enero de 1850 se dice lo que sigue “Así mismo se rebajo a 10 rs el premio por la muerte de zorros sin distinción de machos o hembras, y que ningún libramto será balido sin acuerdo de la municipalidad”. La verdad es que en 1856 vemos que el abatimiento de 3 zorros son premiados con 12 reales. No son los 20 reales que se pagaban previamente, pero son un poco más de los 10 reales que se proponía en el acuerdo de 1850.
En todo caso, a partir del año 1872 la compensación ya no se establece en reales sino en pesetas, con la misma cantidad se han machos o hembras, concretamente 3 pesetas por animal abatido.
Hay también otra diferencia con respecto a la denominación del animal. Así, en los primeros años, era normal referirse a los mismos con el nombre de zorros o zorras, pero en cambio a partir de 1872 se refieren a estos animales como raposos. Es lo mismo, pero llama la atención. Por otro lado, hay que señalar que la justificación de la captura de un zorro, macho o hembra, se conseguía mediante la presentación del animal en el Ayuntamiento. Esa medida, a partir de 1872, cambia y las capturas se van a justificar mediante la presentación de la cola y, fundamentalmente, por la presentación de la piel.
Lobo ibérico. Es, sin ninguna duda, el animal que más preocupación causa a los vecinos del pueblo de Los Corrales. Es un animal con un amplio territorio de actuación, y además es un animal con alto grado depredatorio, pues una vez que entra en situación de captura, no se limita a conseguir el alimento necesario, sino que se recrea en la eliminación del mayor número posible de víctimas, lo cual supone un grave peligro para una comunidad humana, para la que el ganado bovino, caballar y ovino supone una fuente de ingresos muy importante. Por otro lado, es una especie que puede hacer frente a los hombres si se ve en peligro, situación esta que no se encontraba con las rámilas o con los zorros. Por eso, no vamos a encontrar ninguna mujer que pase a recoger los premios por el abatimiento de ejemplares de esta especie.
Al igual que las dos especies anteriormente indicadas, la captura de lobos, está desigualmente referenciada en las Actas, se deja constancia de ello en los años que van de 1837 hasta el año de 1849, después en los años 1855 y 1856, por último, hay tres referencias en los años 1890, 1895 y 1896. Es decir, que en los primeros años en los que se crea el Ayuntamiento, hay interés en gratificar y dejar constancia de los animales abatidos, posteriormente ese interés parece que se relaja.
El número de piezas cazadas es de 86, de las cuales sólo 2 son hembras, 21 son machos y el restos, 63, son lobeznos. La diferencia con respecto a los zorros es extraordinaria en lo que se refiere a machos y hembras, pero sin lugar a dudas, llama a atención la presencia de 63 lobeznos. Por otro lado, dentro de lo que hemos denominado lobeznos en las Actas, se habla de lobeznos y lobos pequeños. ¿Hay algún motivo que explique porque en unas actas se hable de lobeznos y en otros de lobos pequeños? Es posible, que se estén refiriendo al periodo de desarrollo del animal en el momento de ser cazado. Se suele entender por lobeznos a las crías de lobo que van desde el momento de su nacimiento hasta los cinco meses de edad. Por el contrario, el término lobos pequeños puede hacer referencia a lobos que se encuentran en una etapa más avanzada, pero sin que el animal haya llegado a la madurez sexual que suele alcanzarse a los dos años. Aunque también es posible que solo sean dos términos de una misma realidad. Así todo, estos animales se capturan básicamente en los meses que van de mayo a julio, mientras que los animales grandes, se suelen cazar en los meses de invierno, siendo menos habitual la captura de estos animales en verano. El motivo de que los lobeznos se capturen en los meses de mayo a julio hay que buscarlo en el ciclo reproductor de esta especie. El lobo ibérico, suele iniciar su periodo de celo entre los meses de enero y abril y después de unos 61 o 63 días paren entre abril y junio, con lo cual, las crías estarán desarrolladas en los meses en que son capturadas. Por otro lado, parece como si las personas se centraran en encontrar las guaridas de los lobos, para capturar las crías en los momentos en que se encuentran más indefensos. Máximo rendimiento con el mínimo riesgo.
Otra de las cosas que llaman la atención, es que al contrario de lo que sucedía con las bonificaciones que se daban a los que cazaban las presas estaban perfectamente reguladas, con los lobos no está tan claro. Se dan diferentes recompensas independientemente de que sean machos o hembras o lobeznos. Esta diferencia debía estar motivada por el lugar en donde se producía la captura del animal o en lugar de donde procedía el cazador. En las rámilas y los zorros vemos, que personas las que presentan la presa abatida son generalmente residentes en alguno de los cinco pueblos, que integran el municipio de Los Corrales y las piezas también son abatidas en el término municipal. En esto no sucede con los lobos. La premios se dan a cualquier persona que presente una animal abatido, independientemente que vivan en el pueblo o cualquiera de los ayuntamientos de los alrededores, así los hayan abatidos en los montes del municipios o los montes de otros municipios. Así por ejemplo, el 20 de marzo de 1837, se pagó por un lobo macho 90 reales en el monte mancomunado con Coó, a dos vecinos de Herrera. En el mismo año, el 13 de abril de 1837, se pago por un lobo la cantidad de 80 reales abatido en el monte de Fresneda. En cambio, a Juan Ignacio Buenaga vecino de Cieza, el 25 de octubre de 1839, se le pagaron 40 rs por presentar 5 lobos. El 15 de julio de 1855 se pagó a un individuo de Cieza la cantidad de 100 rs por la entrega de un lobo abatido.
De todos los pueblos al que pertenecen los cazadores, en seis ocasiones son vecinos de Coó. No hay referencias a los vecinos de los otros pueblos que integran el Ayuntamiento. El resto en los que aparece el lugar de residencia vemos que son vecinos de Herrera, de Hijas, de Arenas, Cieza, San Felices, Tarriba, Los Llares, Cohicillos, Pielagos, Quijano, Silio, Ruente. El porqué de la gratificación a personas que viven fuera del Ayuntamiento hay que buscarla, por un lado, en la capacidad de desplazamiento que tiene el lobo en la búsqueda de alimentos, y por otro lado que gran parte de la cabaña ganadera de los pueblos del Ayuntamiento se mueven por el monte y se desplazan periódicamente fuera del mismo. En cualquier caso, parece conveniente la eliminación de tales depredadores.
En tres ocasiones, nos dicen, no solo el lugar donde residen los que han presentado los animales muertos, sino la actividad a la que se dedican estas personas. En las tres ocasiones son pastores, en concreto en 1835 Francisco Ruiz, pastor de Arenas, en 1845 el pastor de Los Llares, y en el mismo año a Juan Lombilla, pastor de San Felices.
La cantidad de dinero que se pagaba por la presentación de una pieza cazada se hacía en reales o en ducados y a partir de los años noventa en adelante, el pago se hacía en pesetas. Para recibir el premio era necesario presentar el cuerpo de la pieza capturada, pero cuando el cazador tenía que presentarla en varios municipios se presentaba la piel del animal o bien presentaba una justificación del Alcalde del municipio en el que se había producido el abatimiento de la pieza.
Es cierto, que la captura de lobos es importante en todo este período, pero no debía ser suficiente para evitar los males que ocasionaba a la cabaña ganadera del Ayuntamiento. Así en septiembre de 1848 aumentar el premio por los lobos machos: “Se acordó asi mismo premiar en 160 rs a cualquiera que presente un lobo grande muerto en los montes o termino de este Ayuntamto
Tampoco la subida del premio debió poner un freno a los daños causados por los lobos, así que se tuvieron que tomar otras medidas. La medida más común que se tomaba, fue la propiciar batidas por parte de los vecinos que propusiera el municipio. El 22 de Abril de 1849 se manifiesta en las Actas: “En vista de los destrozos que en el ganado hacen los lobos en el monte de la Esia se acordó imbitar a los cazadores Miguel Perez del Hoyo, Alejandro Hermosa acompañados por otros que ellos elijan, a que persigan y cacen durante los seis días de la semana proxima señalándoles 6 rs a cada uno, ha perjuicio de abonarles 320 por cada un lobo mayor que maten” ¿Tuvo algún resultado esta batida de seis días? La verdad que no, pues en el acta de 17 de junio de 1849 se dice: “Se acordó también librar a favor de D. Miguel Perez Hoyo 144 rs por seis días empleados en la persecución de lobos según acta de 22 de Abril último” Los 144 rs corresponden al sueldo que correspondían a los cuatro cazadores durante los seis días, pero no hay ninguna referencia a ningún lobo abatido.
En todo caso, la preocupación por los lobos va creciendo pues en el Acta de 12 de Enero de 1851 se dice lo siguiente: “… se dio cuenta el Sr, Alcalde Presidente de lo determinado por el Gobierno de provincia en su circular de 8 de Dbre del año ppdo envista de lo informado por varios Ayuntamientos, ganaderos, diputación provincial y Junta de Agricultura sobre el modo de poner remedio a los daños que ocasionan los lobos y otros animales dañinos, despues de haber acordado señalar los premios por la caza o la muerte de los referidos animales, previene entre otras cosas que los a Alcaldes propongan a su autoridad por lo menos cuatro vecinos de confianza, a quienes expidirá gratis las licencias para uso de armas y la obligación de dedicarse, cuando sus obligaciones lo permitan a la persecución de mencionados animales, y en su cumplimiento el Sor. Alce. Presidente con acuerdo de la Corporacion propuso los sujetos siguientes: D. Miguel Perez Hoyo, D. Alejandro Hermosa, D. Domingo Villalba, D. Franco Fernz, D. Agustin Gutz. Quijano, D. Ventura Quijano, y D. Joaquin Villachica, todos vecinos de este Ayuntamto y de la mayor confianza.” Al igual que en el acta anterior se procede a la formación de una cuadrilla para abatir a los lobos, pero después nada nos dice en las actas de si estas batidas han tenido éxito o no.
Años más tarde, en 1894, nuevamente se propone “organizar una batida en el monte de Coó para auyentar los lobo que existen en dicho monte, á fin de evitar los grandes perjuicios que vienen causando en la ganadería de todas clases, cuya operación deberá llevarse á cabo el sábado, designando a efecto personas de confianza é instruidas en el manejo de armas de fuego; y que si entre las nombradas carecen de recursos se les abonará el jornal de dos pesetas cincuenta centimos á cada uno, con cargo al Capítulo de imprevistos del presupuesto que ha de regir en 1894-1895” Tampoco se nos dice nada del resultado obtenido en esta batida sobre el monte de Coó, si nos dice que dos meses después se establece el abono de las dietas aportadas a los que han participado en dicha batida, estableciendo 2 pesetas y 50 céntimos a cada individuos de aquellos que pertenecen a la clase obrera.
Para terminar con la especie de los lobos, llama la atención que en 1895 la Corporación de un plazo de 48 horas para que el tablajero del pueblo Armando García Rivero (tablajero es quien ejerce el trabajo de vendedor de carne) mate o sujete con las seguridades convenientes un lobo de cría que tiene en su propiedad a su libre albedrio, se le impondrá la multa de 15 pesetas con la que desde luego queda conminado. Es decir, a pesar del malestar que tienen los vecinos con el lobo por los daños que causa a la comunidad, hay uno de los vecinos que tiene en libertad uno en el pueblo. Llama la atención.
Los Osos. Esta especie es la que menos se cita en las actas municipales, comparadas con las demás. Además otra de las diferencias es que no se producen capturas en el territorio del municipio, sino que son capturas realizadas en zonas más alejadas.
El número de ejemplares abatidos es de 9, de los cuales 3 son hembras, 4 machos y 2 escandones (este nombre parece ser que se refiere a animales pequeños, oseznos). La captura de estos animales, se produce esporádicamente a lo largo de la existencia del Ayuntamiento de Los Corrales en el S. XIX. Las capturas se producen en 1846, 1849, 1854, 1875, 1889, 1897, 1898. Es decir, son abatimientos esporádicos si los comparamos con las otras especies depredatorias.
Pero hay otras diferencias con respecto a las otras especies. Así, todas las personas que se presentan a cobrar los premios establecidos por la captura de estos animales, son vecinos de pueblos situados alrededor de Los Corrales, ninguno son propios del pueblo. ¿A qué pueblo pertenecen los cazadores premiados? De estos cazadores 3 pertenecen a Arenas, 2 al Ayuntamiento de Cieza y otro al pueblo de Saja.
El lugar en donde se realiza la caza también está fuera del Ayuntamiento, así hay dos referencias a 2 osos cazados en la zona de Bárcena mayor, dando la singularidad de que son cazados por la misma persona, Francisco Ruiz Collantes, vecino de Arenas, uno en el año 1846 y el siguiente en 1854. El resto se cazan en los montes de Silio, de Cieza, Cabuerniga y Puerto de Palomera.
¿Por qué se premia el abatimiento de esta especie en zonas tan alejadas de nuestro municipio? La razón la podemos encontrar en el hecho de que periódicamente la cabaña ganadera de Los Corrales se desplaza a las zonas altas de las montañas, llegando al Puerto de Palomera para aprovechar los pastos en los meses de primavera y verano. Esto hacía que se pudiera producir algún tipo de enfrentamiento.
Por otro lado, la bonificación que se da por la captura de estos animales son muy dispares, por ejemplo, en 1846 el abatimiento de un oso se paga con 22 rs y en 1854 otro oso se paga con 30 rs. En 1889 una osa se paga 10 pesetas y en 1897 otra osa se paga con 15 pesetas. Es decir, en las especies anteriores que hemos visto, zorros y lobos, se premiaban de manera diferente según la captura fuese de un macho o de una hembra. Aquí con esta especie no hay diferencia en el premio.
Hay coincidencia con las otras especies, en la moneda que se utiliza para premiarlos, fundamentalmente el real y, a partir de los años 1875, de la peseta. Y además, para recibir el premio es necesario presentar una parte del animal abatido, en este caso concreto, se especifica que debe ser la piel.
Bueno, esto es lo que podemos extraer de las actas municipales respecto a la política de la Corporación municipal para acabar con la especies dañinas para los interese de los vecinos en el S XIX. Si nos adentramos en el S. XX la política seguida por la Corporación municipal va a ser más radical y se va a ejercer sobre un mayor número de especies. Pero… para otro momento.
José Francisco López Mora

2 comentarios:

Unknown dijo...

Qué interesante. Muchas gracias. Por los cuentos que nos contaba mi abuelo, Miguel San Emeterio, natural de San Vicente de León, conocía muchas historias de lobos y zorros, ninguna de osos.

Pey Campuzano dijo...

¡¡¡ Excelente trabajo, Sr. López Mora !!!