Es, como ya hemos dicho, un edificio de piedra donde la fachada principal está orientada hacia el este, con tres plantas, una de ella abuhardillada y un sótano. En la parte trasera, que mira hacia el oeste, nos encontramos una zona con columnas que permiten el acceso al edificio y posibilitan la visión sobre la zona de comercios y viviendas de la calle, así como a la estación. A ambos lados de esta zona nos encontramos con dos ventas. En la planta superior se observan 10 ventanas todas con persianas de madera. En la zona del tejado existen dos zonas abuhardilladas.
En las zonas laterales nos con 5 ventanas en cada piso, en total 20 ventanas también todas con persianas de madera. En la zona Oeste, la que da al aparcamiento de bicis, tenemos una entrada central con una pequeña tejavana apoyada en los dos columnas. En la planta de abajo encontramos 10 ventanas de distinto tamaño; en el primer piso se observan 6 ventanas igualmente, de distinto tamaño. En la zona superior se observan tres ventanas abuhardilladas situadas en el centro.
La construcción de este edificio, está en relación con el deseo de la dirección de la empresa de dotarse de una Oficina Central, que estuviese acorde con el desarrollo de la empresa y que fuera un punto de referencia para todos los que se acercaran por la zona. Así que se pone en manos del arquitecto Deogracias Mariano Lastra López, nacido en Santander. Este arquitecto tiene fama por las construcciones llevadas a cabo en Santander, y que posteriormente, se va a observar en Los Corrales, donde la Iglesia de San Vicente y el Asilo van a ser obra de él, lo mismo que la casa Pilatti. Se va a encargar de llevar a cabo el proyecto, que más adelante llevaran a cabo los canteros de la zona. Uno de ellos, como nos indica Paulino Laguillo era “Anselmo Laguillo Fernández, vecino de Sovilla del Ayuntamiento de San Felices de Buelna, que estuvo en la labra y colocación de la figura de piedra que rematando la fachada principal envuelve el reloj, así como del pedestal de la estatua del fundador de la empresa…”
Efectivamente, delante del edificio durante muchos años hubo una explanada que en fue acondicionada y ajardinada para, el 31 de octubre de 1925, colocar en el centro una estatua de D. José María Quijano, llevada a cabo por el escultor Victorio Macho. Hay que decir que el honor de descubrir dicha estatua correspondió a Pedro Ruiz Vargas, el productor más antiguo de la fábrica y que, en 1918, había recibido de manos del rey Alfonso XIII en su visita a la fábrica, la condecoración de la Medalla de Isabel II. Hay que tener en cuenta que, parece ser que el funcionamiento de la Oficina Central, a pesar de todo, no comenzó hasta marzo de 1926.
A partir de ese momento, cualquiera que accediese a la zona de la dirección se encontraba con la estatua del fundador. Es curioso indicar que, en el año de 1944 la imagen de la Virgen de Fátima, fue trasladada a España durante un período. Pues bien, el 19 de septiembre del mismo año, la imagen de la Virgen llegó al pueblo de Los Corrales y al día siguiente se llevó en procesión a la fábrica donde fue recibida por los obreros. Allí al lado de la estatua del fundador y delante de la Oficina Central, el padre Lammie de Clairac, dio un fervoroso sermón a los obreros, procediendo estos posteriormente al traslado de la imagen fuera de la fábrica, para que continuara su viaje.
En septiembre de 1998, con motivo de la celebración del 125 Aniversario de la fundación de Trifilerias Quijano, la estatua, con el beneplácito de la empresa y de los herederos de José María Quijano, se traslada fuera de la fábrica para situarla al frente de portalada de la casa de nacimiento del fundador de la fábrica, situada en La Rasilla. Cumple dos funciones, una, recordar la figura del fundador de las Forjas de Buelna, que tuvo un importante papel en el desarrollo del Ayuntamiento y, por otro lado, cumple la función de dar a conocer la capacidad artística de Victorio Macho. Parece ser que no todos valoran esto, de hecho muchas veces la estatua aparece pintada y por otro, la Corporación municipal no procede a su limpieza.
Pero volvamos a la Oficina Central. Después de su subir una escalinata accedemos a su interior. Allí nos encontrábamos las oficinas del personal, la zona del teléfono que permitía comunicarse con todas las zonas de fábrica y con el exterior de la misma. También estaba la zona de fotocopiadoras. Se encontraba el Departamento de Delineantes, que jugaban un papel importante en el funcionamiento de la empresa. En la parte de arriba, en la zona abuhardillada en ocasiones actuó como vivienda de algunos de los directores de la fábrica, aunque no era la habitual. En ocasiones uno de los directores de la fábrica, vivía en Santander y a la hora de la comida lo hacía en esta zona. Parece que con el tiempo esta zona paso a estar ocupada por un empleado de la fábrica cuya función era la de mantener en buen cuidado la Oficina General y la casa, cuando los empleados terminaban su jornada.
En la parte de abajo, en el sótano, estaba el Archivo de Planos. Solo una vez tuve acceso a la Oficina Central, fue meses antes del 125 Aniversario de la fundación de la empresa. Fuimos como representantes de la Asociación Olna Cultural, que participó en algunos actos del aniversario. Éramos Luis Fernández, el presidente, Miguel Villamuera y yo. Lógicamente contábamos con el beneplácito de la dirección de la empresa. Nuestro objetivo era obtener piezas que pudiéramos presentar en la exposición que se iba a realizar. En el sótano, encontramos una gran cantidad de material de todo tipo, en muy malas condiciones de conservación. Allí había una enorme cantidad de planos realizados en papel vegetal y en láminas de dibujo. Estos estaban bien colocados y daba la sensación que bien conservados. Eran de todo tipo, allí estaba el dibujo de las piezas componían las máquinas para que, en caso de ruptura o desgaste, torneros y ajustadores de la fábrica pasaran a elaborar los repuestos y que la producción no parase.
Pero había más cosas, y éstas si estaban claramente abandonadas, tiradas por el suelo, caídas de las estanterías. Lo que más nos llamó atención fueron unos ciento y pico libros en los que se recogían todas las facturas por las compra y venta de productos de la empresa a lo largo de los años; habían muchas cartas giradas entre las distinta empresas de toda Europa con la que había intercambios, etc. La situación de estos volúmenes dejaba mucho que desear, telarañas, polillas, todo en camino de ser destruido. Dimos cuenta de su existencia de tal material y sus condiciones. ¿Qué pasó con toda esta información? Posiblemente, las polillas estén muy agradecidas y llevando a cabo su actividad de eliminadora de lo “inservible”.
Según me cuentan, que parece ser que durante la guerra civil, estos sótanos de la Oficina Central se convirtió en refugio frente a los ataques de la aviación nacional.
No, la iglesia de San Vicente y el asilo no son obra de Deogracias. Deogracias hizo las escuelas "nacionales", que yo sepa; las hizo en estilo racionalista, de los pocos ejemplos que quedaban en Cantabria (creo recordar que el Colegio de Arquitectos de Santander defendió, hasta hace diez años, que se conservasen esas escuelas, que para muchos en el pueblo no tenían ningún valor). La iglesia y el asilo las hizo otro arquitecto que nunca usó el estilo racionalista, un arquitecto más importante, el castreño Leonardo Rucabado, que había abrazado el neorregionalismo en los últimos años de su (corta) vida. No llegó a verlo terminado, pues él murió con la gripe "española" de 1918 y la iglesia se terminó hacia 1924.
ResponderEliminarY la casa Pilatti, habrá gente que pueda hablar de ella con más conocimiento que yo, pero muchos saben que se trajo piedra por piedra de Cieza. Tal vez Deogracias dirigió su reconstrucción, no lo sé.
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