26 marzo 2020

PORTERÍA DE FUNDIMOTOR

Una vez pasada la zona donde está portilla de acceso a Fundimotor, siguiendo por la acera en dirección al rio, nos observamos una zona vallada, sin ninguna actividad y con un total abandono. Pero si nos fijamos un poco, podemos apreciar restos de anteriores construcciones.
Es cierto, durante mucho tiempo esta zona tuvo una importante actividad. Esta era una zona que estaba dentro de la factoría Trefilería Quijano, pero que cuando Authi se quedó con la parte destinada a la fabricación de piezas para los automóviles, está zona no fue asumida por Authi y comenzó a estar aislada de Trefilería.
Pero está zona tuvo mucha actividad dentro de la fábrica, aquí estuvieron durante tiempo la serrería y los talleres de carpintería y otra serie de almacenes que fueron cambiando con el paso del tiempo. Es curioso pero en aquella época se aprovechaba todo. El serrín que se producía era tirado fuera de la fábrica a través de una tobera, y allí acudían los vecinos del pueblo para recogerlo y llevarlo a sus casas para utilizarlo en la “lumbre”. Entonces no había gas, solo carbón, leña y serrín. Hubo un momento que se consideró que esta zona ya no aportaba nada a la fábrica. A partir de aquí, asistimos a un deterioro constante de las naves, que van cayéndose. Poco a poco, la zona comienza a cubrirse de hierba que va ser utilizada para del ganado, bien vacas tudancas u ovejas. Ahora todo está abandonado.
Si continuamos caminando por la cera y sin pasar el puente, girando a la derecha nos encontramos con un camino no asfaltado que va al lado del río Besaya. A pocos metros aparece otro espacio descampado sin ningún tipo de árbol, en el que parece montones de escombros. Estos son el resultado de la demolición de dos viviendas adosadas en las que vivían dos familias. Los padres de la familia formaban parte de los Guardas Jurados de la fábrica. Uno de ellos era el Jefe de los Guardas, cuyo nombre era Eduardo. El otro se apellidaba Zornoza. Los guardias recibían por parte de los obreros el nombre de “abisinios”. Su función era evitar la existencia en la fábrica de personas que no debían estar, evitar los robos, y controlar que los obreros trabajasen y no estuvieran fuera de sus puestos de trabajo. Eran personas que corrían riesgos y ejercían autoridad, de ahí que fueran armados. Con el tiempo la figura del Guarda Jurados desaparecen como obreros de la empresa, y su función pasa a ser ejercida por empresas contratadas.
Si continuamos por el mismo camino, al final nos encontraremos con otra vivienda, en la que reside Antonio Marcano, conocido por todos como “Toni”. Su función era el control del “pozo de toma”, como se llamaba, por parte de los obreros, al control de entrada de agua para generar la electricidad que movía la fábrica. La persona que estaba al frente el control del “pozo de toma” pertenecía a la plantilla con los mismos deberes y derechos que el resto de los obreros.
Si regresamos al puente y lo atravesamos nos vamos a encontrar con el último edificio que podemos ubicar en la Avenida José María Quijano. Pero antes, permítanme una pequeña reflexión sobre el puente RENERO. Hace un tiempo que tuve la osadía de escribir sobre el nombre de este puente, al que yo siempre conocí como Puente del Matadero. Mis conclusiones fueron que estaba equivocado, el nombre de dicho puente era RENERO, cosa que contradecía lo que otros opinaban y otros tuvieron a bien el considerarlo como poco acertado. Todas las opiniones son válidas y permiten profundizar en la “historia” de nuestro municipio o pueblo. En todo caso, al estar trabajando sobre la Avenida, me ha permitido volver a afianzarme en mi criterio.
Al ver los periódicos de la época nos encontramos que la referencia de los corresponsales del pueblo en los periódicos de la provincia siempre aludían a dicho puente con el nombre de Ranero. De hecho, Paulino Laguillo, el siempre recordado Paulino, corresponsal del Diario Montañés, siempre se refería a dicho puente como el Puente Ranero. Podríamos encontrar muchas referencias a dicho nombre en sus publicaciones en el periódico, por poner un ejemplo, el 8 de mayo de 1998. El siempre defendió dicho nombre, pero las cosas cambian. Paulino además de ser corresponsal del periódico, era un profundo investigador de nuestro Valle. Así, en el año 2001 publica un libro titulado “Los Corrales de Buelna Siglo XX (Resumen Histórico)”, siempre que hay referencias o fotos al puente utiliza la denominación de Puente RENERO. ¿Por qué este cambio? La explicación está en una nota a pie de página situada en la página 14, ésta dice así: “Existen en el municipio criterios dispares en cuanto a este patronímico, ya que a dicho paso sobre el Río Besaya también se le denomina Puente Ranero, basándose para ello en la hipotética existencia de gran número de ranas en este lugar, según cuentan los mayores. Sin embargo, lo más consistente en cuanto a su etimología se podría encontrar en cómo aparece en documentos antiguos e importantes, actas concejiles, actas municipales, protocolos notariales, etc., que lo hace siempre como Puente Renero (nombre también derivado del latín Rana). Creo que la duda está resuelta y ambos coincidimos, con más vecinos del pueblo, que el nombre de dicho puente es RENERO. 

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