Está visto que en este país, al que algunos se niegan a llamar España, se favorece más a los que están al margen de la ley que a los que la observan escrupulosamente.
A estos se los facilita un piso por este sistema, luego se los pone una renta vitalicia, que pagamos entre todos y, quienes así obran tienen el voto asegurado a perpetuidad.
Tenemos lo que nos merecemos.
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