El Tiempo en Corrales de Buelna,Los

04 julio 2020

LOS REFUGIOS ANTIAÉREOS EXISTENTES EN LOS CORRALES DE BUELNA EN LA GUERRA CIVIL

El 18 de Julio de 1936, en España se produce un golpe de Estado, con el cual la población pasa a estar dividida en dos sectores irreconciliables durante mucho tiempo. Dos sectores, dos bandos, los cuales pensaban estar en posesión de la verdad y en el que ninguno tuvo inconveniente en echar la culpa al otro. Todos creían tener motivos para llevar a cabo las mayores crueldades posibles. Si nosotros desde la distancia en el tiempo, leemos o visionamos distintos documentales, nos encontramos con opiniones muy diferentes sobre un mismo punto, sobre un mismo acontecimiento o incluso frente a una actuación de uno de los bandos, así, frente al bombardeo de la ciudad de Santander por los nacionales, se nos sitúa la violencia ejercida por los republicanos en el barco-prisión Alfonso Pérez. 
Lo mismo podemos pensar, sobre lo que pasó en nuestro pueblo durante mucho tiempo. Si hablamos con unos y otros, nos darán una opinión distinta, dependiendo del sector en el que estuvieron o de cómo les afectó dicho conflicto. Muy pocos, son los dispuestos a admitir que una vez estalló el conflicto, todos se dejaron llevar por la agresividad, las querellas vecinales o por las diferentes ideas políticas. Los culpables fueron los otros. 
Por eso, es tan difícil saber lo que pasó en el Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna, durante la Guerra Civil, todos los que la sufrieron dan una visión diferente. Si es de “izquierda” todos lucharon por la legalidad, nada de violencia, solo defensa de las libertades; si al que preguntamos, es una persona de “derechas”, automáticamente nos hablan de la llegada del comunismo, del ataque a la Iglesia. 
En definitiva, es muy complicado descubrir lo que sucedió en nuestro pueblo durante la Guerra Civil y por otro lado, las Actas municipales no nos dan mucha información, en todo caso, hay cosas que sí podemos conocer sobre la guerra. Una de las que podemos investigar, son los refugios que existieron en el Ayuntamiento. 
Antes de hablar sobre los refugios, que se construyeron en el pueblo, debemos indicar que las fuentes utilizadas son básicamente las Actas municipales, que se conservan de ese período y por otro lado, la información que me han transmitido personas que sufrieron la guerra, personas de ambos bandos. 
En aquellos momentos, a principios de enero de 1936, la Corporación municipal estaba integrada por Gerardo Ajo Gómez como Alcalde del pueblo y los Concejales González Quijano, Arce, Victoriano Gutiérrez, Pedro Ceballos, Quevedo, Martín Saiz García del Rivero, González Rubín, Villalba, Eduardo Pedrero y González Cieza. 
En febrero la situación cambia. Se han producido elecciones en todo el territorio nacional y el día 21 de dicho mes y año, se convoca una Sesión extraordinaria, cuya finalidad es la de dar posesión de sus cargos a la nueva Corporación. El nuevo Alcalde, será José Fernández Díaz y los Concejales Manuel Herrera Gutiérrez, José García Pérez, José Sainz García, Joaquín Fernández Ugarte, Fernando González Rubín, José María Sendino Zamora y Manuel Fernández Antolín. 
En todo caso, a través de la Actas, no parece que nada de lo que está sucediendo a nivel nacional suponga un cambio aquí. La Corporación municipal, sigue enfrentándose a los problemas diarios y comunes que afectaban a la vida de los vecinos del municipio. Pero, con el tiempo, las cosas cambian. El 29 de Julio de 1936, once días después del levantamiento militar, se toma en consideración un telegrama enviado por el Gobernador Civil de la provincia en el que afirma la conveniencia de “aprovisionamiento de alimentos de primera necesidad”. El levantamiento parece que no está generando muchos problemas de desabastecimiento, pero “es preciso tomar medidas para evitar en lo futuro una falta de dichos artículos”. 
El 19 de agosto de 1936, se observan nuevas referencias a que la guerra está tomando mayor intensidad, no se acaba de frenar al bando “nacional” y se inicia en el pueblo una “limpieza” o separación de cargos relevantes de la administración local, de aquellas personas de las que no se tienen dudas de sus tendencias políticas. Este proceso, es llevado a cabo por el Frente Popular de Izquierda de Los Corrales de Buelna, siguiendo las órdenes de la Superioridad. 
En una sesión extraordinaria del 24 de diciembre de 1936, el ayuntamiento recibe una comunicación del Excelentísimo Señor Gobernador General de las provincias de Santander, Palencia y Burgos nombrando Gestores del Ayuntamiento a los señores José Fernández Díaz, Isidoro Infante Velasco, Fermín Turiel García. Fernando Tezanos Pérez, Fermín Muela Gutiérrez, José Sendino Crespo, Aurelio Quintana Ceballos, Edmundo Larrondo y Ortiz de Urbina, Ángel Tezanos Gutiérrez, Pedro Gutiérrez Marcos, Arsenio Fernández Gutiérrez y Lorenzo Santamaría Narvaina. El cargo de Presidente de la Gestora recaerá en José Fernández Díaz. 
Es curioso, que en las Actas, apenas haya referencias a lo que está sucediendo en el frente, todo está relacionado con las actividades propias del municipio; no hay ninguna relación a las posibles reacciones frente a las personas contrarias al régimen de la República, aunque ya en ese momento, parece que la Iglesia parroquial se ha convertido en una cárcel para los partidarios del movimiento, pero no hay ninguna referencia a la defensa de los vecinos ante la posible intervención de la aviación del bando sublevado contra el pueblo. Hay que esperar 6 meses después del alzamiento militar, el 4 de enero de 1937, para que Fermín Turiel, Segundo Vice-Presidente proponga, y se le acepte, la construcción inmediata de refugios contra los bombardeos aéreos. La construcción de estos refugios, se pondrá en manos de la Comisión de Obras integrada por José Sendino Crespo y Aurelio Quintana Ceballos. Una semana después, la Junta provincial de fincas rústicas, autoriza la corta de árboles para la construcción de los refugios. Por otro lado, el Sub-Delegado de Asistencia Social de Las Caldas considera que es necesaria la construcción de un refugio en la zona. La petición, pasa a ser valorada por Quintana y Fernández Gutiérrez. 
Las cosas parece que se están tomando un poco más en serio, pues ya se puede observar, no solamente en el hecho de solicitar la construcción de refugios, sino que además, se comienzan a producir problemas en el abastecimiento, ya hay quejas por “las colas” que se producen en el reparto de alimentos en los establecimientos de públicos y, por tanto, es necesario buscar un aprovisionamiento más normal. Es frecuente, oír a las personas que estuvieron viviendo en aquella época, como eran habituales las tensiones que se producían en el reparto de alimentos y como, con frecuencia, muchas personas sufría el rechazo por ser de otra tendencia. 
Diez y seis días más tarde, la Corporación, decide dirigirse a la Dirección General de Industria, para que le asesore en las técnicas de construcción de refugios. Por otro lado, la Corporación establece, quienes deben ser las personas que participen en la construcción de los refugios. En principio, es una prestación forzosa de todos los vecinos varones con edades comprendidas entre los 16 a 50 años. Se excluye en estos trabajos, a todos los varones de esas edades que despeñen servicios oficiales, comunicaciones, transportes o de carácter sanitario. Esta petición se hace exclusivamente a los vecinos de Los Corrales y Somahoz, no hay ninguna referencia al resto de los pueblos que integran el municipio de Los Corrales de Buelna. Están, por ahora, excluidas de participar en este trabajo las mujeres. Llama también la atención que personas con ciertas disponibilidades económicas, puedan librarse de llevar a cabo esos trabajos. De hecho, aquellas personas que quieran liberarse de dicha participación en la construcción de los refugios, pueden hacerlo pagando 10 pesetas por cada día de jornal. ¿No eran todos iguales? ¿Se seguían manteniendo los privilegios que se trataban de combatir? ¿No recuerda esto a lo que, en otras épocas, la burguesía hacía para no enviar a sus hijos a la guerra de África? ¿Quiénes iban a esa guerra? Los más pobres. Cosas de la vida. 
Las cosas parecen que están controladas, pero nada más lejos de la realidad, de hecho el 17 de Mayo de 1937, nuevamente se pide incrementar el proceso de construcción de refugios antiaéreos, ya no solo de Los Corrales y Somahoz, sino también en San Mateo y Barros, no haciendo mención al pueblo de Coó. Se indica, que se recurra a la Comandancia de Ingenieros de Torrelavega, para el asesoramiento en la construcción de dichos refugios. 
La guerra continúa, la Corporación trata de seguir manteniendo el control de la situación del ayuntamiento. Por otro lado, no tiene ningún reparo en ayudar a todos los que llegan al pueblo huyendo de la guerra. No podemos olvidar, que en la zona de las provincias vascas se está sufriendo de manera muy dura la guerra. Ello motiva, que muchas familias de la zona, vengan a buscar refugio en nuestra provincia. Parece ser, que muchos fueron evacuados al municipio de Los Corrales de Buelna, donde fueron acogidos con cariño, tanto por las autoridades municipales como de los propios vecinos, aportando todo lo necesario para satisfacer sus necesidades en una situación tan penosa. 
Pero la guerra se estaba acercando a la provincia, la zona vasca había caído en manos de los nacionales y todo hacía prever, que el siguiente paso sería nuestra provincia. De hecho, el 26 de Junio, estando presente en el pueblo Benjamín Gutiérrez Ortiz, Consejero Municipal, nombrado por el Delegado general del Gobierno para las provincias de Santander, Palencia y Burgos, se acuerda proceder con toda urgencia a la construcción de refugios antiaéreos en todos los pueblos del municipio. En este momento de máxima gravedad, vamos a ver una disminución de la edad de las personas que deben participar en la construcción de dichos refugios, no hay exclusión para las mujeres y nadie puede eludir sus obligaciones pagando una determinada cantidad de dinero. Así, deberán participar todos los vecinos y personas que accidentalmente residan en el municipio, por ejemplo los refugiados vascos; su trabajo se desarrollará durante dos horas diarias, en las que participaran varones de 14 a 55 años y todas las mujeres desde 16 años hasta los 40 años. 
Es posible, que algunas personas no puedan asistir al servicio de trabajo en la construcción de refugios, por cuestiones diversas, como enfermedad, trabajos ineludibles como podría ser médicos, farmacéuticos o personas que trabajen en los servicios municipales. Para valorar cada caso, se nombran representantes en cada pueblo. Así por ejemplo, en el pueblo de Los Corrales, se nombra por el Lugar de Arriba, a Sendino y Turiel, por el Lugar de Abajo, a Tezanos Pérez y Fuentes. En Somahoz, se nombra a Quintana. En San Mateo, a García. En Barros, al Alcalde de Barrio de dicho pueblo. En Coó, a Muela. 
El 27 de Julio de 1937, la Corporación municipal, recibe por parte de la Delegación General del Gobierno, la cantidad de veinte mil pesetas para la construcción de refugios antiaéreos. Hasta estos momentos, el dinero gastado en los distintos pueblos en la construcción de los refugios, asciende a diez y siete mil novecientas treinta y una pesetas con veinticinco céntimos. Estos gastos, son el resultado de los materiales utilizados y el pago de jornales. Por ejemplo, se había fijado un jornal de 10 pesetas a Vicente Corbera y Pedro Ceballos, como delineante y encargado respectivamente en la construcción de refugios en el municipio. 
El 17 de Agosto del mismo año, bajo la presidencia de Isidoro Infante Velasco, se acuerda comunicar a los organismos sindicales y políticos que ya no hay recursos para seguir haciendo frente a la construcción de los refugios, hay que buscar el mecanismo para hacer frente a los gastos y terminar rápidamente éstos. 
La cosas cambiaron radicalmente, a los pocos días, concretamente el 23 de Agosto, las tropas nacionales se hacen con el control del pueblo. Muchas personas huyen en dirección a Santander, evitando las posibles represalias. El mismo día, bajo la Presidencia del Delegado de Falange Española y Tradicionalista de las J.O. N.S, se nombra el nuevo Ayuntamiento. Este, está integrado por el Alcalde Juan Mazarrasa Mazarrasa, Primer Teniente de Alcalde Agustín Pérez Marcano, Segundo Teniente Alcalde Manuel González Nuñez y Concejales Daniel Miñambres Alija, Venancio Ruiz Obeso, José Salas Argumosa, Benjamín Salas Argumosa, Abraham Saiz Garcia del Rivero, Martín Saiz García del Rivero, Antonio de la Peña Pérez y Agustín Arcas Mazarico. 
Las cosas cambiaron, antes los de izquierdas, ahora las derechas; antes la cárcel en la Iglesia de San Vicente, ahora en el Cine Hispania; antes la depuración en las instituciones municipales de los que tenían tendencias políticas diferentes al Frente Nacional, ahora depuración de los que se habían distinguido por el apoyo al gobierno republicano. 
Todo se acabó, al menos con respecto a los refugios antiaéreos existentes en el pueblo durante el período de la Guerra Civil. Pero en las Actas, apenas hay referencia a la ubicación de tales refugios, salvo en situaciones muy puntuales. Todo son referencias orales, no muy precisas, pero es lo que tenemos. Seguro que, poco a poco podamos aportar más informaciones. 
Hablando con personas del pueblo, que vivieron su infancia durante la guerra, podemos situar donde estaban ubicados los lugares donde los vecinos se refugiaban de la aviación del otro bando. Son referencias orales. Solo tenemos algunas referencias escritas en las Actas. 
Uno de los refugios, que parece que se intentó construir, estaba situado en la zona de La Rasilla. Su situación estaba en las cercanías de las vías del tren y en las proximidades de la bolera. Es cierto, que se inició su construcción, pero no llegó a entrar en funcionamiento. En concreto, mientras se estaba llevando a cabo la construcción del túnel, cuando había alguna llegada de la aviación del otro bando, corrían a refugiarse en la Oficina Central de la fábrica de Quijano. El refugio, eran los sótanos que existían como zona de almacenamiento. Hay que tener en cuenta, que el edificio está construido con piedras de sillería, con paredes anchas, y el sótano es profundo y amplio. Es posible, que fuese un refugio seguro, dado que posiblemente el bando nacional no tendría ganas de derruir un edificio de posible utilidad, si el pueblo caía en sus manos. 
No podemos olvidar, que la sirena de la fábrica ponía sobre aviso a todos los vecinos del municipio de la llegada de la aviación. 
También hubo un refugio del que nos hablan las actas. Así, en la sesión llevada a cabo el 24 de noviembre de 1937, se dice lo siguiente: “En vista de la necesidad de combustible para la cocina del Asilo destinada a comidas de la Beneficencia, se acuerda incautarse de las maderas que existen en el refugio hecho por los rojos a uno de los lados de la Cooperativa”. 
El otro refugio se encontraba, una vez pasamos el puente Renero, en las cercanías del antiguo bar que allí funcionó. Parece que allí, existía una cueva natural, que los vecinos se encargaron de prepararla para cuando las circunstancias aconsejaran desplazarse allí por la llegada de la aviación. Parece ser que la cueva tenía salida por la zona del prado de Losas. 
Otro de los refugios que existía, estuvo situado en al barrio de La Aldea, cerca de la ermita de San Miguel. Éste, es quizás el refugio del que más recuerdos podemos tener, dado que se le cita en las Actas y, hace varios años salió a la luz en unas obras. Así en el Acta del 22 de mayo de 1939, se dice lo siguiente: “Se autoriza a Celedonio Pérez Tezanos para retirar la piedra existente en el barrio de La Aldea, procedente del destruido antiaéreo que construyeron los rojos en aquel sitio, siendo la autorización a título gratuito, pero con la obligación de dejar el lugar limpio y en condiciones”. 
Éste, quizás podría haber sido uno de los refugios mejor documentado, pero la ocasión no fue aprovechada. Hace unos años, cuando se llevó a cabo la remodelación de la plaza de San Miguel, las obras sacaron a la luz los restos del antiguo refugio que allí existió. Creo recordar, que salió información en la prensa. Por razones que se me escapan, no parece que fuera interesante frenar la obra y permitir un pequeño estudio o una recopilación de fotografías que quedaran para nuestro patrimonio. Lo cierto es, que se tapó nuevamente, ya destruido y nuevamente caerá en el olvido. Creo recordar, que se publicó la noticia de su descubrimiento en los periódicos provinciales, pero por ahora no he podido tener acceso a la Biblioteca Municipal, donde existe un archivo maravilloso de las noticias del pueblo. Es posible que, algunos de los vecinos sacaran alguna foto del momento. 
La fábrica de Lombera también fue un refugio. Los vecinos de la zona, solían utilizar los sótanos donde estaban situadas las máquinas, para protegerse cuando venían los aviones nacionales. Es curioso que, Angelín cuando hablábamos de estas cosas, me comentaba que el día que los nacionales entran en el pueblo, él estaba en el tejado de la fábrica de Lombera, y desde allí observa “que vio una bandera de la media luna roja, ondeando en el monte Orza, que pertenecía a las tropas moras que integraban el cuerpo de Regulares que ocupó el pueblo” 
Otro de los refugios, que se comenzó a construir, estaba situado en La Plaza. Son varias las personas que me han hablado de su existencia. Pero la información más relevante es la que aporta Dª Rafaela Martínez Pérez, que en un artículo publicado en enero de 2015, por Nacho Cavia, con el título “Una Plaza con historia”, manifiesta que ella, con poco más de 14 años colaboró en la construcción de dicho refugio, trayendo y llevando piedras de un lugar a otro. Parece que en él solo trabajaron mujeres. La construcción se inició, pero no se terminó. No fue posible llevar a cabo su finalización. 
La entrada al refugio, estaría situada en la zona del sureste de La Plaza, muy cerca de lo que actualmente conocemos como el colegio de La Salle, donde en aquel momento estaban construidas las escuelas graduadas de “Luis Bello”. Posiblemente, este nombre no nos diga nada, pero es el nombre de lo que nosotros conocimos como las Escuelas Nacionales o también, como Escuelas de José María Pereda. Sería interesante, ver cómo han ido cambiando el nombre de nuestras calles o de nuestros edificios emblemáticos, dependiendo de quienes eran los que gobernaban o que tenían capacidad para introducir el cambio. Esto es algo, al que todos los gobernantes han recurrido en muchas ocasiones. Pero eso, nos aleja de lo que estamos tratando en este momento. 
Por otro lado, ¿cuál es el motivo de que las mujeres en este momento sean obligadas a trabajar en esta construcción, cuando en un primer momento, habían estado exentas de dicha actividad? Posiblemente las causas fuesen varias. No podemos olvidar, que muchos de los hombres en edad de combatir, se habrían ido al frente, en ocasiones por convencimiento político, en otras por obligación; otras veces los hombre habían huido del pueblo para eludir la represión; en el pueblo quedaban básicamente mujeres, hombres, sin capacidad de combatir ni de colaborar en trabajos tan duros, y niños. 
También parece, que hubo otro refugio en la zona de La Pontanilla, concretamente en la zona del antiguo “colegio de las monjas” como se le conocía coloquialmente, pero cuyo nombre, era el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, que anteriormente había sido el Colegio de Los Hermanos de La Salle. Parece ser, que la zona de acceso estaba en uno de los laterales de dicho colegio, que daba a la plaza que está enfrente de lo que hoy es la sede de la UGT. En determinado momento, por circunstancias que ignoro, se mandó retirar unas losas que daban acceso a un antiguo refugio. Parece que todo él estaba construido con piedras de sillería, que fueron recogidas y, posteriormente por orden de “los Quijanos”, se enviaron a Santillana del Mar, posiblemente utilizándose para la construcción. Comentan también, que detrás de las losas se encontró un número elevado de rollos de alambre que impedían el acceso al refugio. 
También hay personas que comentan que en la zona de la Traída del agua, situada por encima del conocido barrio de “Los Millonarios”, hubo un intento de construir dos refugios. Pero no fue posible. El carácter arcilloso del terreno, provocaba que se produjera el continuo desprendimiento de lo que se iba construyendo. Todo esto, hizo que abandonara la idea de construir dos refugios en la zona. 
No parece, que hubiera más refugios en el pueblo de Los Corrales, pero si hubo alguno más, en el resto de los pueblos del municipio. Así, en el pueblo de Somahoz, también hubo un refugio durante la guerra. De hecho, distintas personas me han indicado que el refugio estaba situado en la zona de Las Rozas, a la altura de la nave de ganado que existe actualmente allí. Tendríamos que ir por la carretera, que queda entre la actual autovía y la antigua carretera nacional que atravesaba el pueblo de Somahoz. Cuando sonaban las sirenas avisando de la llegaba de los aviones, los vecinos deberían salir corriendo al refugio, que no debía ser muy grande. Era una cueva, que se convertía en lugar de “tranquilidad” ante la caída de bombas. 
También en San Mateo, existió al menos uno, pues a los pocos meses de entrar los nacionales en el municipio, en concreto en diciembre de 1937, en el acta del día 15, se indica lo siguiente: “Se aprueba un informe de la Comisión de Obras sobre la necesidad de limpieza de escombros alrededor de un refugio construido en San Mateo, en el sentido de que se debe quitar la piedra del refugio y echar la tierra que obstruye la cambera en el hueco que quede del citado refugio”. Por tanto, es claro que hubo un refugio, que con toda seguridad, muchos vecinos habrán oído hablar de él y de su situación. Yo no he tenido la suerte de ubicarle. 
Coó, un pueblo metido entre montañas, también sufría los bombardeos de las fuerzas nacionales, pero no parece que se acudiera a la construcción de refugios, sino que más bien, cuando la ocasión lo requería, los vecinos buscaban protección en las cuevas que había en las proximidades del pueblo. La gente me habla de uno, existente en las afueras del pueblo. Parece ser, que estaba en las cercanías de la casa de “Callejuca”. Llegando a la casa y girando a la izquierda, nos encontramos con un prado y un eucaliptal, en el que estaba una cueva, que servía de refugio. 
En muchas ocasiones, los vecinos del pueblo de Coó, utilizaban como refugios las casas del pueblo. De hecho los vecinos que tenían sus casas en las laderas, se desplazaban a buscar refugios en las cuadras de los vecinos que vivían en el pueblo. 
Bueno, se podría haber encontrado más información de los refugios que existieron en nuestro municipio, pero no hay muchos documentos, y la información que nos podían transmitir las personas que vivieron los acontecimientos, han ido desapareciendo sin que nadie se preocupara de recuperar lo que les tocó vivir. 
En todo caso, es lo que nos queda, posiblemente seguirá surgiendo nuevos datos y aportaciones que nos permitirán disfrutar con el conocimiento de la “historia” de nuestro ayuntamiento y de sus vecinos. 
José Francisco López Mora

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