Desde que estamos con las cuarentenas, he venido observando algo, en las llamadas a la responsabilidad de los jóvenes, que no me gusta. Me refiero a ese modo de argumentar según el cual "si a vosotros no os va a afectar tanto el virus, pensad en vuestros abuelos, en vuestros tíos". No es esa la juventud que tiene que tener un país. La juventud que tenemos que tener es una juventud que sienta una responsabilidad de tipo general, que se sienta responsable ante la sociedad; ante toda la gente mayor, no ante sus familiares y próximos. Mal vamos si recurrimos a ese modo de razonar. Yo, como maestro que soy, nunca he recurrido a la adulteración de mis mensajes como estrategia para que "calen" más. Y no me ha ido mal. No hay que desvirtuar los principios para que sean aceptados; pues entonces será la pescadilla que se muerde la cola: estamos justificando, normalizando, la mala praxis, las concepciones erróneas. El egoísmo, el egocentrismo de defender a los estrictos "suyos" nunca será buena puerta de entrada para obtener a la postre una buena ciudadanía. Qué lejos eso, del "culto a los antepasados" y el sentido del honor de los orientales...
Adolfo Palacios para Cartas al Director, de El Diario Montañés.
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