Decía Esperanza Aguirre que era partidaria de la paridad, no de las paridas. Yo creo que si la referencia es la condición masculina, las mujeres están poco representadas entre los presos. También deberían tener más accidentes de tráfico, para la paridad, y dar más positivos en alcoholemia. Y las niñas, en el colegio, deberían portarse peor y jugar más al fútbol para ocupar el centro del patio. O que los niños jueguen al fútbol en una esquina, y ellas hablen en el medio. Por otro lado, debería haber más hombres (o menos mujeres, dado que se las ha relegado a oficios feminizados) en enfermería y guarderías. Asimismo, yo controlaría con cuotas la venta, en kioscos, de revistas de motos y tecnología, y las de cotilleo, crianza, costura, maquillaje... Pero, pensándolo mejor, si nadie va a ser ya hombre ni mujer, sino sólo lo que cada uno quiera, todo esto tampoco va a ser tan necesario. Ahora, más en serio: ni se puede afirmar que la distribución tradicional de roles es natural, ni tampoco que todo es condicionado y producto del patriarcado. Y el que haya individuos excepcionales no significa que no pueda haber una norma. Habrá que investigarlo, sin tabús de ningún tipo.
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