Me he jubilado hace poco y estoy comprobando que a todo el mundo le parece muy buena noticia y muy buena decisión (mi jubilación ha sido voluntaria), el haber dejado de trabajar; ni siquiera se molestan en preguntarme si estaba a gusto o a disgusto en el trabajo, o por qué me jubilé, ni esperan a ver qué tal me siento ahora; por lo visto, trabajar es lo último que debe hacer una persona. No imaginaba yo que estaba tan extendido ese punto de vista. Incluso entre personas de 30 ó 40 años, que ya tienen clara la noción y piensan en ella cada día, cuando a esas edades yo ni me lo imaginaba. Si ésta es la disposición de quienes se encuentran trabajando, me parece lamentable. Sé que hay trabajos que tienen malas condiciones, pero las concepciones vitales de grupo influyen en el ánimo de cada uno, y hay ideas erróneas que se imponen arbitrariamente por la cultura del país, perjudicando el rendimiento y a la nación.
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