La situación cambia a partir de finales de 1960, cuando Bonifacio Fernández y Santiago Sañudo, hijo de María “La Corza” deciden dotar al pueblo de Coo, de un nuevo cine. No se va a construir un nuevo edificio, sino adaptar el existente anteriormente para generar un espacio más cómodo y adaptado a la proyección de cine. Así podemos deducirlo del Acta del 14 de diciembre de 1960, en la que se dice: “Acto seguido y a la vista de la instancia de don Bonifacio Fernández Fernández solicitando licencia municipal para adaptar una casa del pueblo de Coo a local de Cine de lo que acompaña proyecto, se acuerda autorizar mencionadas obras sin perjuicio de que por el interesado se dé cumplimiento a cuanto establecen los artículos 110 y siguientes del Reglamento de espectáculos; así como a cuantos trámites deba llevar a cabo y puedan ser necesarios para la efectividad de mencionado proyecto” Parece que la petición fue aprobada por la Corporación municipal, llevándose a cabo dicha reforma y poniéndose en funcionamiento dicho cine. Y a pesar de ser un pueblo con menos habitantes y con pocas posibilidades de atraer a forasteros, tiene que competir con los cines de Los Corrales, al menos en aspectos de los impuestos municipales. Así lo podemos deducir de lo que se manifiesta en el Acta municipales, donde los dueños del cine se quejan de la subida de la cuota que deben pagar por usos y consumos. La respuesta de la Corporación es que los cines de Los Corrales, no han puesto impedimentos y por tanto no hay vuelta atrás.
El resultado de la intervención sobre el antiguo cine, trae consigo un cambio radical en la nueva sala de cine. Por un lado, la entrada del cine ya no será por la parte norte, sino por la zona Este, cerca de la zona de la pantalla. Una vez, en la sala, nos encontramos a mano izquierda, sobre la pared, la pantalla pintada con pintura blanca, y bordeando dicha pantalla se han pintado sus bordes con una franja de pintura negra, dando un mayor resalte al calor blanco. Por otro lado, en mitad de la sala había un pasillo que iba de Norte a Sur, y a ambos lados del pasillo se encontraban varias filas de bancos que eran propiedad del cine. Eso evitaba el inconveniente de ir al cine con la silla o la banqueta de casa, cada una con una altura, cada una con distinta anchura, en fin más uniformidad y comodidad. Igualmente, otro de los cambios que se introduce, fue el de situar la cabina de la máquina de proyección en la parte superior al final de la sala. Allí se construyó una cabina que sería la zona de trabajo para el operador de cámara, pudiendo estar sin la presión que suponía anteriormente la colocación en el centro de la sala, y con los espectadores alrededor. Además, el cine ahora tenía un nombre, cosa que no sucedía con el anterior. El cine recibe el nombre de Sanbo, que provine de la unión de las dos primeras sílabas de los dos socios Santiago y Bonifacio.
El Sanbo, funcionaba como un cine, con la presencia de distintas personas que cumplían diferentes funciones en el mismo, aunque también es cierto que no estaban tan definidas como hemos visto en los cines que existían en Los Corrales. En todo caso, la función de operador estaba en manos de Carlos Cuesta, yerno de Santiago y que al parecer residía en Los Corrales. Él era quien estaba en la cabina, controlando el buen funcionamiento de la máquina de proyección y resolviendo los problemas que se pudieran presentar durante la proyección.
La actividad de vendedores de entradas y de acomodadores, era ejercida en ocasiones por alguno de los dos socios, e incluso por el propio Carlos, si la situación así lo requería. Parece ser que, durante un tiempo, ejerció la función de taquillero una persona andaluza, que había llegado al pueblo, para trabajar en la corta de arbolado en el monte de Coo. Los propietarios, le ofrecieron la posibilidad de ganarse unas pesetas actuando como taquillero los días de cine y así aceptó.
Otra persona, que jugó un papel importante en el cine fue Felipe, posiblemente este nombre no nos diga nada, pero si decimos “Piper” las cosas cambian. “Piper” era una persona carismática no sólo en Coo, sino en la fábrica de Quijano. “Piper” era una persona conocida por la venta de la Lotería Nacional entre los obreros. En Coo, era importante por su actividad con el Grupo de Danzas de Los Picayos, grupo con el que recorría pueblos de la provincia, mostrando el buen hacer en el folclore tradicional. También jugaba un papel importante en la preparación de la Fiesta de Los Remedios, patrona del pueblo. Él era quien se encargaba de las rifas que se hacían, para obtener dinero para la celebración de la fiesta. Lo que se rifaba no eran coches, ni nada por el estilo, sino un gallo, un cabrito, una oveja. Pero, además, “Piper” jugó un papel importante en el cine. Él era quien, a la entrada del cine o en los descansos, vendía las chucherías típicas del momento, las pipas, el chicle, regaliz… Era una persona tan singular, que su mayor deseo era destinar el dinero recaudado con su trabajo, para viajar todos los años a Madrid, y asistir a la Feria de San Isidro. Era un apasionado de los toros.
En todo caso una vez en la sala, bien surtidos de las golosinas, e iniciada la proyección de la película, solo quedaba esperar para ver una buena película y que Carlos ejecutara bien su trabajo, si había alguna rotura o “corte” toda la culpa iba a recaer en él, con los correspondientes silbidos y gritos. Cuando se acababa el primer rollo, Carlos encendía las luces de la sala, el tocadiscos se ponía en marcha para alegrar la espera, hasta que todo estuviese listo para acabar la película. Y allí estaba “Piper” para cubrir las necesidades de golosinas o frutos secos que tenían los asistentes. Pasado el tiempo, nuevamente se apagaban las luces, la máquina se ponía en marcha y a terminar de ver la película.
Como nos sucede en otros de los cines del pueblo de Los Corrales, tampoco tenemos mucha información sobre las películas que se proyectaron en el cine Coo. Todos recuerdan lo bien que se lo pasaron en el cine, pero apenas recuerdan títulos. La información obtenida hace siempre referencia a películas de origen español en las que los artistas eran Juanito Valderrama, Manuel Escobar, José Isbert, Tony Leblanc, Marisol, Rocio Durcal, Fernando Fernán Gómez, y otros de los que podemos ver actualmente en el programa de televisión titulado Cine de Barrio. Evidentemente, no podían faltar las referencias a películas del Oeste o de Tarzán tan típicas en la época. Solo he conseguido el título de una película, la denominada “Los siete magníficos”, película dirigida en 1960 por John Sturges, y con la participación de actores como Yul Brynner, Steve McQueen y Charles Bronson, entre otros. Esta es una película del Oeste, donde un pueblo de campesinos se ven obligados a contratar a siete mercenarios para hacer frente a unos forajidos que les hacen la vida imposible.
En ocasiones, en la sala intervenían compañías de titiriteros que pasaban por el pueblo. También se fue convirtiendo en sala de baile, donde los jóvenes del pueblo tenían la posibilidad de acceso al mundo de la música. Ahora puede parecernos incompresible, pero no siempre ha habido medios para tener música en casa, no todos tenían acceso a al tocadiscos ni a los discos. De ahí, que las salas de cines también ejercieran como sala de baile.
Pero las cosas en Coó están cambiando. El aislamiento con Los Corrales, capital del Municipio, está desapareciendo. Cada vez, son mayores las posibilidades de desplazamiento a Los Corrales o Torrelavega. Hay transporte de autobuses, aumentan el número de bicicletas e incluso el taxi se convierte en medio de transporte compartido entre los jóvenes para desplazarse a Los Corrales. Se va convirtiendo en habitual que el Seat de Félix, el taxista, fuese contratado por los jóvenes de Coó para les vaya a buscar a determinadas horas los sábados o los domingos a Los Corrales. También comienzan a llegar las televisiones al pueblo. Todo ello, hace que la rentabilidad del cine se vaya reduciendo y los propietarios se vean en la obligación de dar por finalizada su inversión en el cine.
El cine Ganbo cumplió su función. Durante tiempo sirvió a los vecinos de Coó de distracción y acercamiento al Séptimo Arte.
Para mí todo esto me ha servido para conocer a grandes rasgos los cines que existieron en nuestro Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna. Espero que haya permitido recordar tiempos pasados de nuestra infancia y juventud, y el disfrute que nos aportaba el Cine.
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