Tiene su sentido apelar a la educación cuando se produce algún crimen contra una mujer u otras situaciones indeseables; pero quizá pecamos de optimistas. No seré yo quien se oponga, desde luego, pero puede haber cosas en nosotros que no sean tan reformables. Además, la educación no tiene el mismo poder en todos los países. En algunos, los educadores pueden ejercer su autoridad confiadamente, y los jóvenes están dispuestos a dejarse formar (en conocimientos, procedimientos ¡y actitudes!), pero no es nuestro caso. De hecho hay quienes hablan de involución en este aspecto, pese a que la mejora en las intenciones oficiales ha sido indudable.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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