No sólo estoy de acuerdo con la opinión de Jueces para la Democracia sobre los indultos de Semana Santa, sino que la cuestión me parece evidente, y sólo por intereses espurios se podría justificar. Supongo que a un preso, por recobrar la libertad, le compensa el desfilar en una comitiva (en la que probablemente no cree) ante la vista de la gente y disfrazado de no sé qué; habría que ser muy coherente para rechazarlo, por dignidad. Además no se le va a conocer, por ir con la cara tapada. O eso se supone. Pero el ridículo no es sólo personal, sino social, nacional: ese indulto es por nada en definitiva; y depende de una religión. De una religión concreta, que las demás no pueden. Los medios de comunicación, encima, lo glosan como una simpática tradición, supongo que por el turismo... Por cierto que se podía haber hecho así, también, con los presos del procés, a ver qué tal.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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