Respecto al acoso escolar, se habla de centrarse ya en los acosadores, no en las víctimas, y de poner remedio al acoso, como si éste tuviera remedio poniendo medidas adecuadas... ¿Qué medidas son esas, cuando el acosador opta por no hacer caso de nada, sigue maltratando, y la familia tampoco hace nada o más vale no llamarla? Conozco un caso así (y he oído que en otros colegios hay más), que no se le llama acoso porque es un solo niño el que está pegando a varios, todos los días, delante de los maestros y aunque se le ponga toda la clase en contra (porque él se cree de otra pasta), y ¿qué se puede hacer? ¿Cambiarlo de colegio, desplazando el problema? ¿Quitarlo de sus padres, donde "ve ejemplos inadecuados", y que los servicios sociales lo lleven a un centro de corrección de menores? Sacarlo de clase no, "tiene derecho a la educación" (el hecho de que tenga el deber de dejarse educar no es relevante, los niños solo tienen derechos), los castigos no pueden pasar de cierto nivel; y en definitiva te lo tienes que comer con patatas, un año tras otro. Insisto: son casos en que el crío en cuestión, simplemente, ha optado por ser violento. Y sabe que realmente nada le pueden hacer. Con estos mimbres, con estos casos como paradigma, y extrapolándolo a los casos de acoso escolar al uso, ¿podemos construir unos protocolos antiacoso con garantía de éxito?
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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