Un gran acuerdo de gobierno PP-PSOE no es posible. Resolver los problemas de la nación no es tan importante, hay tres cosas que son más: En primer lugar, para muchos votantes votar PP no es votar PP, es no votar PSOE (y viceversa), cosa que el partido se ve obligado a respetar; porque además, aquí, lo de tratar con igualdad a las otras opciones no vale, ya que aquí las siglas no solo implican opción ideológica en plan democrático, sino evocaciones históricas y descalificaciones a la totalidad que hacen que "al enemigo, ni agua". Segundo: el espectáculo del "quién ganará", el "chúpate esa", etc., protagonizado por señorones más allá del bien y del mal, puesto en guiñol para el personal, tiene un sabor imprescindible, es una vivencia vicaria solo comparable al visionado de los famosos, sus mansiones y sus intrigas; o a la fruición de la competición futbolística, ¡no le van a quitar eso al pueblo!, y a los medios de comunicación, los pobres. Y tercero: en este solar patrio, de gran paro estructural y bases económicas mediocres, hay mucho "colocao" en la política que no tiene otro sitio donde ir (muchos jóvenes bien preparados huyen cada año del país), y a ver qué se va a hacer con ellos si no se convence a la gente de que el partido, mi partido, es imprescindible.
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