NO LO LLAMÉIS DEBATES

Un debate electoral con más de dos candidatos, en la práctica, difícilmente será un debate. El pueblo querría ver a cada interviniente exponer su punto de vista sobre cada asunto, confrontándolo con los de otros; pero no hay tiempo para eso, ni el público lo soportaría. Pero, aun siendo solo dos personas, tampoco será un debate real, porque se supone que, en un debate, cada uno expone lo que piensa en cada momento, sujetándose al tema y en orden a un mayor esclarecimiento, llevado por la información, por el razonamiento; pero, en ámbito electoral, no va a ser así, pues un candidato no va ahí a título personal sino con la voluntad de hacer ganar a su partido. Va condenado a no poder matizar, a no poder cambiar de opinión. Sus intervenciones van contaminadas por la estrategia, por el deseo de hacer creer al público que él piensa esto o lo otro, y que las cosas son... como él sabe que no son. Los torneos de debate universitarios tampoco son debates sino simulacros. Pero ahí, al menos, implícitamente todos lo saben.

Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.