El Tiempo en Corrales de Buelna,Los

01 septiembre 2025

CERCA DE 90.000 PERSONAS HAN PASADO ESTA EDICIÓN POR LAS GUERRAS CÁNTABRAS

Las Guerras Cántabras demostraron ayer su compromiso con las miles de personas que se acercaron a Los Corrales de Buelna para disfrutar de una de las mejores recreaciones históricas de todo el país. Un domingo que trajo a primera hora una vieja y conocida enemiga, la lluvia. El día amaneció con aguaceros que llevaron a la dirección de la Asociación Guerras Cántabras a dar libertad a los grupos para participar en la primera cita de la jornada, una Gustatio en la que se repartieron finalmente más de 10.000 pinchos y bebidas entre los valientes que habían hecho frente al mal tiempo.
Para entonces la lluvia había cedido ante el impasible ademán de una fiesta que se reivindicó una vez más como uno de los referentes turísticos de la comunidad autónoma. No en vano, en 10 días cerca de 90.000 personas han pasado por el anfiteatro y el campamento, disfrutando de reuniones de los líderes de clanes, del Senado de Roma, de batallas, de desfiles, rebeliones o la imposición de la Pax Romana, para terminar todos juntos, cántabros y romanos, en un templo de Jano en el que los representantes de ambos bandos, con su presidente, Óscar del Val, al frente, certificaron el buen sabor de boca de una última edición «de récord».
Todo ello en un campamento que es siempre santo y seña de la fiesta, principio de todo y final del gran desfile, el colofón de la fiesta con el que los 1.500 componentes de las 13 tribus y 12 formaciones romanas tomaron las calles de Los Corrales de Buelna, que se fueron llenando a medida que el tiempo daba un respiro. Pasadas las seis de la tarde empezaron a sonar los tambores romanos, y con ellos las sandalias marcando el paso sobre el asfalto. César Augusto lideraba excelso las legiones invasoras, imponentes, demostrando su perfecto adiestramiento, sus tácticas en la batalla.
Corocotta encabezó las numerosas huestes cántabras, entregadas a la lucha sin cuartel ni más deseo que la entrega hasta la muerte. Las gaitas se acompañaban de aullidos al cielo y a cuantos se les interponían.
Unos y otros mostraron, a un público vencido por la vistosidad de la gran comitiva, sus mejores armas y complementos, blandiendo espadas y hachas, lanzas, arcos y flechas. Y, por supuesto, los mejores trajes y cotas, vestidos, capas y calzado. Todos unidos para vencer y convencer a un público que abarrotó las calles de Los Corrales en el colofón de las Guerras Cántabras, miles de visitantes rendidos ante la espectacularidad de la única Fiesta de Interés Internacional de la región. Nadie quedó indiferente ante los indómitos cántabros, los curtidos romanos, tribus desafiantes, legiones intimidatorias, druidas, diosas, legados y caudillos, hombres y mujeres ataviadas con sus mejores galas, niños y niñas con ganas de imitar a sus mayores, bandas de música, unas al ritmo de gaitas, otras marcando el paso imperial. En definitiva, un séquito apabullante que hizo retroceder en el tiempo a todos los asistentes hasta el siglo I antes de Cristo, en el capítulo final de la vigésimo tercera edición que una celebración que vivió ayer domingo su especial marcha de la victoria.
Incluso la nutrida representación del Gobierno regional, del arco parlamentario cántabro, senadores y diputados nacionales, alcaldes y concejales de Los Corrales y San Felices, se rindió a un buque insignia de las fiestas de la región y una de las recreaciones históricas más respetadas por fiestas semejantes.
Un año en el que se ha certificado su crecimiento en todos los ámbitos, con más actos, más personajes, más calidad en las representaciones, más vistosidad, más visitantes y un incremento más que notable de una juventud participativa e implicada que garantiza el futuro de la fiesta. Hasta la meteorología respetó la fiesta, antes, en los ensayos, y durante la celebración, a pesar de la amenaza de lluvia que recaía sobre la última jornada.
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