El Tiempo en Corrales de Buelna,Los

10 mayo 2024

PREVISIÓN DE ATAQUES AÉREOS

En una de las primeras reuniones del Comité Central de Control Obrero, uno de los integrantes del mismo, en concreto Pedro Fernández, expone la necesidad de dotar a la Fábrica de La Aldea, de una sirena que sirviese de alarma ante cualquier ataque aéreo por parte de “los nacionales”, y al mismo tiempo, el establecer lugares donde construir refugios para los operarios en caso de ataque. Las soluciones son varias. Así, Vicente Bañuelos indica que en la Fábrica de Lombera, dichos refugios pueden hacerse en las alcantarillas que allí existen. Se trataría de quitar las tapas y construir unas escaleras que permitirían bajar y subir a los obreros en el caso de un ataque aéreo. Este refugio tendría capacidad para unas 200 personas. Por otro lado, en la Fábrica de Arriba se podrían utilizar como refugio, los sótanos de la Oficina Central.
El día 14 de noviembre, dos días después de que se hubiese planteado la necesidad de una sirena en la Fábrica de La Aldea, Pedro Fernández, indica que sería conveniente ir a Santander para ver los diseños de sirenas que existen en la ciudad, así se tendrá una idea más clara de lo que se debe poner, con el objetivo de colocar en la fábrica la sirena de mejor rendimiento. El Comité Central ve conveniente dicho estudio y encomienda a Pedro Fernández, que sea él, quien se desplace a Santander con ese objetivo.
La sirena y los refugios están en marcha. Pero hay algo que no se ha tenido en cuenta. ¿Cómo actuarán los vecinos, en caso de que suenen las sirenas, ante un ataque aéreo? El Comité Central considera que es necesario dar normas a seguir, en caso de esos ataques. Así delegan en el “compañero” Raimundo Polanco, la redacción de esas instrucciones y la impresión en unas octavillas, que se distribuirán entre los vecinos del municipio.
Hasta ahora, todo ha consistido en prepararse para un hipotético ataque aéreo, pero la guerra se va dilatando y las tropas enemigas parece que se dirigiendo al frente del Norte. Esto está siendo valorado por el Comité Central, que el 29 de diciembre de 1936, en la reunión llevada a cabo en la fábrica, decide tomar medidas destinadas, no solamente a proteger la vida de los vecinos, sino también las instalaciones de la fábrica, además de los materiales que se utilizan en la fabricación de distintos utensilios para el bando republicano. Así se dice que “estando predispuestos de un momento a otro a un ataque aéreo en estas fábricas y en previsión de los mismos, se toman varios acuerdos”.
Hay que evitar que el depósito de gasolina sea derribado por las bombas. Una sola bomba en el depósito, significaría la destrucción de toda ella, con la consiguiente parada de los motores de las máquinas. Por tanto, se toma la medida de trasladar la gasolina a bidones. Esto permitiría distribuirlos por distintas zonas de las fábricas, evitando la destrucción total. Como también en los talleres hay otros materiales contra incendios, se distribuyen por distintos lugares de fácil acceso, para caso de necesidad.
Hay que evitar también la destrucción de los productos ya fabricados con destino mercado. Así, el Presidente y Secretario, piden que se busque en la localidad, un lugar apropiado para impedirlo. El ataque aéreo irá destinado a la destrucción de la instalación de la fábrica, pero también sobre los productos ya fabricados, lo que implicaba pérdida de dinero y desabastecimiento del bando republicano.
El Comité Central es consciente, que ante un ataque aéreo, la fábrica no tiene capacidad suficiente, para hacer frente a los daños que puedan ocasionarse. Así se organiza la vigilancia nocturna para avisar de la llegada de aviones. Igualmente, se tratará de hacer gestiones con el Ayuntamiento de Torrelavega, para que facilite el desplazamiento de los bomberos de esta ciudad, a la fábrica ante el primer aviso. También consideran necesario, poder hacer frente a los aviones, estableciendo contramedidas. Para ello, se solicitará ante la Comisaría de Guerra de Santander, el envío de tres ametralladoras que permitan defenderse de la llegada de aviones.
A medida que pasa el tiempo, las condiciones de la guerra van cambiando. Las tropas nacionales se dirigen hacia el Norte, siendo uno de los objetivos Santander capital, lo que implica adentrarse en la provincia por el puerto del Escudo y desde Reinosa a través del Valle de Iguña y el Valle de Buelna, pasando por Torrelavega y dirección a la capital de la provincia. Los Corrales era un objetivo importante, pues allí estaba la fábrica de Quijano, sin olvidarnos del aeropuerto donde aterrizaban los aviones republicanos.
Los Corrales era un objetivo militar, de ahí el interés por la construcción de refugios, ante una posible llegada de los aviones nacionales. Al principio de la guerra, no parecía muy posible que los nacionales se hicieran con la zona, pero por prevención, se plantearon la construcción de refugios como hemos indicado. Pero a medida que el tiempo va pasando, la guerra se acerca a la zona, de aquí , que cada vez sea mayor la necesidad de la construcción de refugios, no solo en la fábrica sino también en el pueblo.
Así, cada vez hay más referencias a la creación de refugios. El 10 de mayo de 1937, el Comité Central, permite que los obreros que trabajen en la construcción de refugios en la fábrica, se les permita, realizar la jornada laboral de 6 de la mañana a 2 de la tarde. El 27 del mismo mes y año, hay una referencia al operario Hilario Arribas Sampedro se le ha destinado a trabajar en la construcción de refugios. El mismo día, se comunica a los compañeros de Control de La Aldea, que den instrucciones al personal que trabaja en la zona, de cómo deben actuar, en caso de un ataque, por parte de la aviación enemiga. Cuanto más rápido actúen y lleguen a los refugios más posibilidad habrá de no tener bajas.
Días más tarde, el 3 de junio, se envía a los operarios de la fábrica, Gonzalo Marcano Abad, Perfecto Marcano González y Francisco Fernández Fernández , para que se sitúen en la zona superior del monte Gedo, de tal forma, que desde allí, puedan ver la llegada de aviones por la entrada en el Valle de Iguña, lo que les permitirá avisar a la fábrica para hacer sonar la sirena y permitirá tener tiempo de llegar a los refugios, tanto de la fábrica como los que hay en el pueblo.
Pero todo va cambiando a peor. El 28 de junio, ante la nueva situación, la empresa recibe un oficio del alcalde del municipio, en el que solicita ayuda material y económica para la construcción de refugios antiaéreos. La empresa acuerda que, en vez de las 3.000 ptas. que en un primer momento se había establecido, se destinen a tal fin, la cantidad de 5.000 ptas. En este mismo sentido, a los tres días de tal acuerdo, se propone al representante de la Empresa, que esta contribuya con 25.000 ptas. para comenzar rápidamente la construcción de refugios antiaéreos.
El día 3 de julio, el representante de la Empresa, traslada al Gobernador de la provincia, a la Comisaría de Armamento y Municiones y al Consejero de la Empresa, las consecuencias del bombardeo de la última noche.
La situación es cada vez peor para el gobierno republicano de la provincia. Los nacionales se van acercando cada vez más. Y esto trae consigo, la necesidad de consolidar los refugios construidos y los que faltan por construir. Prueba de ello, es que la empresa, el 5 de julio, facilita la participación de todos los obreros que lo deseen, en la construcción de refugios en el pueblo, siempre y cuando, eso no signifique una disminución en la producción de la fábrica. Permiten el trabajo de los obreros, pero la empresa, no aportará materiales para la construcción de los mismos, salvo en el caso de que dichos materiales no se puedan encontrar en el comercio local.


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