En el Semanal aparece una carta firmada por Eva Nordbeck, de Barcelona, que merece la pena ser tenida en cuenta. Saca a relucir la doble moral que preside nuestra vida personal y política y dice así:
Un juez ha condenado a varios meses de prisión a un padre de familia por hacer uso disciplinario de su zapatilla con su hija de 16 años. Todos los que tenemos o estamos en contacto con adolescentes sufrimos sus cambios de carácter, exabruptos, incluso insultos y agresiones. Un padre que da un zapatillazo a su hijo menor para mantener un clima de convivencia adecuado en su casa es encarcelado, socavando para siempre su autoridad ante la sociedad. Sin embargo, si decide junto con su mujer poner fin a la vida del hijo mediante un aborto, no sólo no encontrará ninguna resistencia por parte de las estructuras políticas sino que le será financiado sin problemas por la sanidad pública.
Un juez ha condenado a varios meses de prisión a un padre de familia por hacer uso disciplinario de su zapatilla con su hija de 16 años. Todos los que tenemos o estamos en contacto con adolescentes sufrimos sus cambios de carácter, exabruptos, incluso insultos y agresiones. Un padre que da un zapatillazo a su hijo menor para mantener un clima de convivencia adecuado en su casa es encarcelado, socavando para siempre su autoridad ante la sociedad. Sin embargo, si decide junto con su mujer poner fin a la vida del hijo mediante un aborto, no sólo no encontrará ninguna resistencia por parte de las estructuras políticas sino que le será financiado sin problemas por la sanidad pública.
También cabría preguntarse ¿qué hacen los antidisturbios cuando alguien no se porta de acuerdo con las normas, según ellos, establecidas?
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