¿Es usted inteligente? ¿Tiene el más mínimo sentido común, capacidad crítica o discernimiento? Mal, amigo mío, muy mal. Es usted una rara avis, un apestado, alguien que estorba a los mecanismos del poder y la suave dialéctica del progreso. Le preferimos atontado, observando la pantalla con una de nuestras cenas precocinadas sobre las rodillas.
No nos gustan los listillos. Llevamos más de un siglo medrando despacio, en la sombra, readaptándonos con cada cambio social, extendiendo nuestros tentáculos para acabar con los que son como usted. Fabricamos la idea de la democracia moderna para ocultar el auténtico dominio que nosotros, las grandes empresas, tenemos sobre usted. Les hacemos pasar cada cuatro años por las urnas para alimentar esa fantasía. Creamos y deshacemos los ciclos económicos. En las épocas de prosperidad crecemos saludablemente, y en las de crisis nos inflamos como sanguijuelas a punto de estallar.
Sí, competimos a muerte entre nosotros pero somos ferozmente corporativistas cuando alguien amenaza los mecanismos de nuestro poder. Ministros y gobiernos no son más que asalariados temporeros, instrumentos con los que ejecutar nuestros intereses inmediatos. Les hacemos invadir países para quedarnos con sus recursos o crear leyes opresivas que aseguren nuestros privilegios. Aún se nos escapan algunos reductos de poder. Internet, por ejemplo, es un lugar donde las hormiguitas se juntan para roer nuestros cimientos, pero están muy lejos aún de causarnos auténtico daño. Mientras, nosotros seguimos la batalla por su atontamiento. Ayer apagamos un molesto canal de noticias y lo sustituimos por un confortable Gran Hermano 24 horas. A veces nos gusta subrayar la ironía con metáforas orwellianas, pero claro, al mismo tiempo esperamos que no tenga capacidad de comprenderlas. Y ahora relájese y vuelva a encender la tele, por favor.
[Fuente la Voz de Galicia.es]
No nos gustan los listillos. Llevamos más de un siglo medrando despacio, en la sombra, readaptándonos con cada cambio social, extendiendo nuestros tentáculos para acabar con los que son como usted. Fabricamos la idea de la democracia moderna para ocultar el auténtico dominio que nosotros, las grandes empresas, tenemos sobre usted. Les hacemos pasar cada cuatro años por las urnas para alimentar esa fantasía. Creamos y deshacemos los ciclos económicos. En las épocas de prosperidad crecemos saludablemente, y en las de crisis nos inflamos como sanguijuelas a punto de estallar.
Sí, competimos a muerte entre nosotros pero somos ferozmente corporativistas cuando alguien amenaza los mecanismos de nuestro poder. Ministros y gobiernos no son más que asalariados temporeros, instrumentos con los que ejecutar nuestros intereses inmediatos. Les hacemos invadir países para quedarnos con sus recursos o crear leyes opresivas que aseguren nuestros privilegios. Aún se nos escapan algunos reductos de poder. Internet, por ejemplo, es un lugar donde las hormiguitas se juntan para roer nuestros cimientos, pero están muy lejos aún de causarnos auténtico daño. Mientras, nosotros seguimos la batalla por su atontamiento. Ayer apagamos un molesto canal de noticias y lo sustituimos por un confortable Gran Hermano 24 horas. A veces nos gusta subrayar la ironía con metáforas orwellianas, pero claro, al mismo tiempo esperamos que no tenga capacidad de comprenderlas. Y ahora relájese y vuelva a encender la tele, por favor.
[Fuente la Voz de Galicia.es]
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