A Elizabeth le habían diagnosticado un cáncer cerebral a principios de año y lo tenía tan extendido que los médicos le habían dicho que le quedaba muy poco tiempo de vida. Unas pocas semanas y cuatro hijas de las que despedirse para siempre. Elizabeth era madre soltera, así que recurrió a su mejor amiga para preguntarle que si cuando ella muriera, Laura cuidaría de ellas. Y ahí fue cuando Laura Ruffino le dio el sí más honesto y sentido. Las dos eran amigas desde quinto curso y como Laura recuerda "no importa lo que hiciéramos porque siempre nos lo pasábamos genial".
Elizabeth Diamond y sus cuatro hijas
Elizabeth murió en abril y la familia de Laura –su marido Rico y las dos hijas de ambos– se preparó para recibir a Lily, Ella, Samona y Tara. La más pequeña tiene 5 años y la mayor, 12. Ella no podía ocultar el miedo que sentía ante tamaña responsabilidad; miedo por no poder dar a aquellas huérfanas lo que necesitaban, especialmente en lo que se refería a lo material. Pero la comunidad se ha volcado para ayudar a los Ruffino a tener todo lo que la crianza de esa familia numerosa y ya han recaudado 24.000 dólares (casi 22.000 euros).
Los Rufino con sus cuatro nuevas hijas
Además de la natural bonhomía de los vecinos y amigos de los Ruffino hay una razón por la que reunir esta cantidad ha sido posible. Elizabeth Diamond era una de las fundadoras de un Centro de Bienestar Holístico y dedicó su vida a ayudar a los demás, así que está recibiendo después de su muerte la gratitud de aquellos con los que se implicó.
Fuente:es.noticias.yahoo
1 comentario:
Es precioso conocer de vez en cuando que historias de solidadridad como estas ocurren , pero tenemos que considerar que sólo se dan excepcionalmente. En más habitual que chicas como estas cuatro terminasen en alguna organización estatal de acogida, con lo traumático que eso hubiese sido.
Pienso, sin poner en cuestión la generosidad de la difunta madre, que la responsabilidad también es una virtud a tener en cuenta y que tener cuatro hijos que dependían exclusivamente de ella pues también fue una imprudencia cuyas consecuencias las pagaron sus hijas.
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