El Tiempo en Corrales de Buelna,Los

27 octubre 2015

LA CARTA DE UN PADRE QUE HA DEJADO DE PAGARLE LA BODA DE SU HIJA EN EL ÚLTIMO MINUTO SE CONVIERTE EN UN FENÓMENO EN LA RED

Un estadounidense despechado con la actitud de su hijastra y de su novia ha decidido cortar el grifo. Su relato de los hechos ha sido publicado en la página web Qpolitical y se ha convertido en todo un fenómeno en la Red, con muchos usuarios apoyando su decisión y otros tantos criticando lo que ha hecho.
EL RESTO DEL ARTÍCULO ES LA TRADUCCIÓN ÍNTEGRA DE LA CARTA
Mi hijastra se va a casar el 3 de noviembre. La planificación de la boda ha consumido la mayor parte de su vida y la de su madre (digo su madre porque no estamos casados, a pesar de que hemos vivido juntos 10 años) durante los últimos 6 meses.
Mi hijastra se graduó en la universidad en diciembre. Le pagué para que fuera allí, y aunque era un centro del estado, me costó 40.000 dólares (unos 36.300 euros). Ella no tiene trabajo y lleva viviendo con nosotros desde que empezó la universidad y desde que acabó.También le compré un coche para que pudiera ir y volver desde que terminó el instituto.
De vez en cuando su perezoso padre aparecía en su vida y ella le adulaba. A pesar de que no había contribuido ni con un céntimo para su educación o manutención -esto fue un error de mi novia, que no lo pidió en el divorcio- ella le sigue queriendo y quiere que esté en su vida. Él estuvo el suficiente tiempo como para romperle el corazón cambiando de ciudad y rompiendo alguna promesa que le había hecho.
En el lugar en el que se va a celebrar la boda caben como mucho 250 personas. Le di a ella una lista con 20 personas que quería que invitase, ya que yo estaba pagando todo. Ellas me dijeron que sin ningún problema, que se encargarían. Así que les dije a esas personas que recibirían una invitación y que reservaran la fecha del enlace.
El sábado vi a uno de mis amigos de la lista en el campo de golf y le pregunté si iba a venir a la boda. Él me dijo que no había sido invitado. Me dijo que había recibido el anuncio del evento, pero que no había sido formalmente invitado. Me enseñó la carta, ya que la tenía en la parte de atrás de su coche (estaba en una pila de cartas de hace por lo menos seis meses). Y sí, era solo un anuncio, y mi nombre no estaba por ninguna parte. Solo ponía el nombre de su padre y el de su madre.
Esto provocó una gran pelea con mi novia, ya que descubrí que ninguna de las 20 personas que quería invitar habían pasado el corte final “porque 250 plazas son pocas”. Estaba cabreado porque no podía hacer nada. Mucha gente importante de mi vida había sido ofendida. Mi novia me dijo “si algunos invitados todavía no han confirmado, quizás podamos colar a un par de tus amigos”. Eso me sentó como una bofetada en la cara. Así que el sábado estaba desquiciado.
Ayer domingo tuvimos una cena con la familia de mi futuro yerno, y con un invitado sorpresa “el papá real”. En esta pequeña cena, mi hijastra anunció que su “papá real” iba a asistir a la boda y que iba a ser él el que la entregase en el altar. Esta noticia fue recibida con un coro de “Oh, qué maravilla”, y “qué bonito”.
Creo que nunca me había sentido tan furioso y humillado. Estaba temblando. Tarde unos segundos en recuperar mi compostura, porque sinceramente, no sabía si me iba a poner a llorar o a repartir puñetazos o ambas cosas. Cuando pude recuperar el habla, me levanté de la silla y dije que quería hacer un brindis. No recuerdo bien qué es lo que dije, pero más o menos fue esto:
“Quiero hacer un brindis”. El sonido de las cucharas golpeando los vasos resonó en mis oídos.“Ha sido un gran placer ser parte de esta familia durante los últimos 10 años”. Ah, qué dulce. “A esta altura de mi vida, me siento en deuda con la novia y con el novio, porque me han abierto los ojos a algo muy importante”. Ellos intercambiaron sonrisas cómplices. “Ellos me han enseñado que mi lugar dentro de esta familia no es el que yo creía”.
Una pizca de confusión y sorpresa empezó a recorrer las caras de los presentes. “Una vez pensé que el padrino o el patriarca de esta familia, siendo respetado y ayudando siempre que hacía falta, pero parece que en realidad soy una especie de cajero automático, una buena fuente de dinero, pero no mucho más. Como he sido reemplazado como como invitado, tanto en las invitaciones como en la ceremonia, renunció a mis obligaciones financieras y se las cedo a mi sucesor, el Padre Verdadero. Así que salud para la nueva pareja y el camino que han elegido”. Terminé la bebida. “Podéis beber”.
¿Es esto egoísta? ¿Se supone que debo pagar entre 40.000 y 50.000 dólares (entre 36.300 y 45.400 euros) para una boda en la que no puedo invitar a nadie? Estos harto de esta porquería. Estoy harto de mi hijastra, estoy harto de mi novia. Esta noche he sacado mi dinero de nuestra cuenta conjunta (ella no ha trabajado desde que nos mudamos juntos). Esta mañana he llamado a los proveedores a los que envíe cheques para que me los devolvieran. Creo que solo perderé 1.500 dólares (1.362 euros) por la reserva del lugar de la boda, pero los demás proveedores han sido muy majos al devolverme los fondos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué oportuno, esto puede ser una consecuencia de la situación creada en el artículo anterior. Viva lo progre