¿Es un debate presenciar a tres clones que parecen entrenados por la misma persona? Uno haciéndose perdonar el pasado, otro riendo cada vez que toma la palabra, otro enfadado con el mundo entero. A toda velocidad, soltando mensajes aprendidos de memoria que colocan una y otra vez en una y otra cadena. ¿Hasta cuándo nos van a seguir tomando por tontos? ¿Hasta cuándo van a utilizar las promesas de un mundo maravilloso que no hay quien se crea? Como si se tratara de un mercadillo de ofertas. O divos en un escenario compitiendo por ser el más gracioso, el más ocurrente o el mejor bailarín. ¿Por qué hemos caído tan bajo? ¿Por qué no exigimos seriedad? ¿Tan infantilizada está nuestra población? ¿A quién lo conviene ese tipo de actitudes? Los medios de comunicación no solo no lo combaten o denuncias sino que lo fomentan. El dinero manda y, si se puede, se intenta dirigir la opinión pública para conseguir un presidente u otro. Unos ciudadanos bien formados intelectualmente no son susceptibles de tales métodos. Por eso la educación es la cenicienta en este país.
Ana Gómez en Cartas al Director, del Diario Montañés
No hay comentarios:
Publicar un comentario