Hacienda, que parece ser que ya no somos todos, persigue jubilados (quizás porque son víctimas fáciles). Esto hace que nos avergoncemos de su prepotencia y su insaciabilidad recaudadora. Y más, cuando no se trata de economía sumergida, sino de todo lo contrario: contrato, declaración de ingresos en la renta, etc.
Este caso, además de sangrante, no tiene ninguna lógica ni justificación. La primera pregunta que yo me hago es: ¿Por qué un jubilado no puede complementar sus escasos ingresos con pequeñas actividades que aprovechen su experiencia? ¿Es eso lo que queremos?, ¿meterlos en una residencia al día siguiente de la jubilación y quitarles toda la dignidad? ¿Borrarlos de la sociedad porque ya no aportan nada? Nunca entenderé ciertas actitudes de la administración ni de ciertos funcionarios que poco tienen de humanos.
El caso que nos ocupa:
María del Rosario Nieto, 73 años, maestra jubilada. Contratada para un curso de un día a la semana de una duración de dos horas para dar clases de manualidades. Sueldo: entre 50 y 75 euros al mes.
María del Rosario incluye en su declaración de renta los ingresos percibidos.
Resultado: Hacienda la multa con 24.000 euros
Lo que Hacienda exige es más de veinte veces lo que esta señora ha ingresado (y declarado), y según dicen desde la Universidad: «Nuestro error fue contratarla porque podríamos haberle dado una gratificación o cualquier cosa. La contratamos para hacer un curso de manualidades de la UP que impartía un día a la semana durante dos hora».
Espero que lleven el asunto a tribunales y que Hacienda se lleve el escarmiento merecido.
Fuente: El Blog de Ramón
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