Es curioso, la obra pública en España nunca acaba costando lo que se presupuestó, a lo cual hay que hacerse una pregunta: ¿Por qué será? Las respuestas que encuentro son múltiples y variadas: para acabar pagando campañas electorales, para engordar el bolsillo de algún corrupto, para competir deslealmente. La M-40 de Madrid nos enteramos que ha costado un 48% más de lo que se presupuestó. Esto es intolerable, pregunto: ¿se imaginan a los señores políticos que consienten esto que el contratista de su casa les pida un 48% más del presupuesto que tenía en inicio, se imaginan lo que harían? Yo sí, pero lo que harían con su propiedad privada no lo hacen con la de todos los españoles, lo cual demuestra la catadura moral que tienen. El dinero público hay que cuidarlo, y salvo por extremas circunstancias, una obra pública no puede ni debe tener esos sobrecostes. Claro, están tan acostumbrados a hacer esto las empresas, que quisieron hacer lo mismo con el Canal de Panamá, pero allí no les valió. ¿Qué hicieron?, recurrir al papá estado español. El kilómetro de autovía alemán está a mitad que el nuestro. Así les va a ellos y así a nosotros.
Carlos Berzosa, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
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