Creo que la razón de ser del feminismo es ninguna, más allá de un empeño por la igualdad que ya se entiende que es lógico desde hace mucho tiempo, y que ha de librarse en todo ámbito, no sólo en el de género. A menos que creamos en patriarcados y cosas de esas que muchos, y muchas, no acabamos de entender, aunque algunos lo abanderen como si todo el mundo lo tuviera por evidente; y que parecen dotar al feminismo, a los feminismos, de un carácter pretendidamente especial, y a la discriminación de la mujer de un matiz estructural, transversal a la sociedad y a la historia; como si los gordos, los pobres, los niños o los ancianos no sufrieran injurias. Así que no es extraño que muchos jóvenes, y muchas, no acaben de definirse feministas, cuando un "ismo" aquí parece más bien sobrar, y asemeja sospechosamente esta lucha a una ideología más, tal como no es lo mismo declararse partidario de tener más cuidado por los animales, que llamarse animalista. Así pienso, tras meditarlo y aventar ideas preconcebidas, y digo, como decía una amiga mía: "Ni feminista ni tonterías, lo que soy es una persona normal y ya está, como deberíamos serlo todos a estas alturas".
Palacios González, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
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