Sin duda es una de esas calles de las que nadie se sabe el nombre, de las que desaparecen en los callejeros al uso por no tener ya nadie que reclame su valor. Ya no tiene números, porque ningún portal se abre a su paso, y su historia podría haber pasado inadvertida a pesar de estar en pleno centro de Los Corrales de Buelna. Pero las buenas acciones tienen recompensa, y el hombre que puso nombre al patio del colegio público de Los Corrales durante buena parte del siglo pasado no caerá en el olvido, Leopoldo Gutiérrez de Mata.
Hoy ya no existe ese patio, ni siquiera las escuelas que le aportaron tantas generaciones de jóvenes estudiantes de toda la comarca jugando, haciendo gimnasia o investigando (peligrosamente) en los sotanos de los viejos edificios. Hace mucho tiempo que nadie le utiliza tampoco como vía de tránsito entre las calles Campoo y Forjas de Buelna, pero su memoria, erre con erre, sigue viva.
Hoy ya no existe ese patio, ni siquiera las escuelas que le aportaron tantas generaciones de jóvenes estudiantes de toda la comarca jugando, haciendo gimnasia o investigando (peligrosamente) en los sotanos de los viejos edificios. Hace mucho tiempo que nadie le utiliza tampoco como vía de tránsito entre las calles Campoo y Forjas de Buelna, pero su memoria, erre con erre, sigue viva.
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