Allá en
tierras de la Mancha,
narraba el
manco Cervantes
desventuras y
venturas,
que diolas
por muy seguras
e incluso por
fascinantes.
Desde su
reclinatorio,
describía en
un pasaje
de novela
imaginaria,
la Ínsula
Barataria
con hechos y
personajes.
Si leísteis el Quijote,
el que de la Mancha
fuera,
en las gestas y
aventuras,
veréis que entre sus
locuras
hay verdades… verdaderas.
Y también hay más pasajes
en ya perdidas
cuartillas,
en que Don Quijote decía:
grande es la noche y el
día,
pero más grande es
Castilla.
Hoy Quijote “quijotea”
con su cabeza quebrada,
y ofrécele al buen Sancho
más que comida y rancho…
LA ÍNSULA DESBARATADA
Que es nuestro Mundo… LA
TIERRA,
una aldea globalizada,
pero a la vez dividida
y siempre mal dirigida
por los Jefes de mesnada.
Que ofrecen a los
plebeyos
ese cuento del “te daré”,
unido al del “te
prometo”,
dejándote con el reto
de si… pero espérate.
Y es en estos revoltijos
donde se pierde el
control,
el desorden se hace zuna,
pues hay quien busca la
luna
pasando
las horas al sol.
En la aldea “Desbaratada”
ya no hay para
todos,
pues no aguantan los
adrales
para tantos comensales,
que se empujan con los
codos.
Cada vez hay
menos trigo
pero hay más
comensales,
que han de
comer cada día,
y sacar donde
no había
siempre fue
el mal de males.
Eso le
comenta a Sancho,
que escucha
yendo a la par
pues aprendió
del camino,
que si te
hablan de tocino
pues bien
conviene escuchar.
Porque el
Sancho pueblerino
ya viene de
vuelta… sin ir,
y si grande
es su ironía
más grande es
su picardía
que le ayuda
a vivir.
De Arcalaus
el Encantador,
también del
Mago Frestón,
habla Quijote
muy presto,
sin dejar
nada en el cesto
de la Ínsula
en cuestión.
Y le dice a
su escudero
cuanto le han
dicho los brujos,
anoche cuando
soñaba,
con señales,
con dibujos,
sobre La
Desbaratada.
En esa Ínsula
Sancho,
hay mucha
gente y revuelo
con
horizontes difusos,
con los
linderos confusos
en tierra, en
mar y cielo.
Tu que serás
Gobernador,
has de hacer
justicia plena
sin que te
tiemble la mano,
y dejando al
pueblo llano
con la
barriga bien llena.
Hablarás alto
y claro
o muy alto si
prefieres,
empleando las
razones
y donando las
raciones
igual a las
que te dieres.
Pues es ahora
menester,
que en ese
lugar citado
haya un líder
muy vital
y Sancho, a
ti te ha tocado,
pues no hay
otro más formal.
Pues ya mismo
está pasando
que me lo ha
dicho Merlín,
les llegó
vientos del Este
que les trajo
mala peste
y piensan que
ya es el fin.
Y cierto que
así será,
según donde
cae la suerte,
que en esto
no hay gentilezas,
donde el
pobre y la nobleza
son esclavos de la muerte.
Pero tu buen
Sancho sabes
de aquestas
calamidades,
que asolan de
cuando en cuando
y que otro
viento irá llevando
para librar
merindades.
Y otra vez a
caminar
por calles o
por cunetas,
pues contento
o afligido,
del hombre es
el cometido
mientras pisa
este planeta.
Entre castas
y calañas,
mandos,
súbditos, pecheros,
plata, oro y
hojalata,
a unos les
sobra la nata
y otros no
tienen puchero.
Como en todas
partes Sancho,
la vida no
cambia en eso,
aunque
cambien los caminos,
bebe aquel
que tiene vino
y come el que
tiene queso.
Escucha fiel
escudero,
algo habrá
que bueno sea,
si quitamos
malo y peor,
tú serás el
Gobernador…
pero espabila
y arrea.
Que estoy
viendo un molino
(aunque lo
veo borroso)
y he allí a
mi Dulcinea
que alegre se
balancea
cual princesa
del Toboso.
Queda Sancho
pensativo,
que a bueno
no suena nada,
pues
presiente avalancha
y piensa…
mejor La Mancha
que Ínsula
Desbaratada.
Esto viene a
deducir
como veo la
comedia,
comedia que
es esperpento,
pues es de
Quijote cuento…
cuento que
nada remedia.
Pero mientras
has leído
esto, que es
un garabato
y el problema
no remedia,
olvidaste la
pandemia…
al menos por
este rato.
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