20 agosto 2022

OTROS FAMILIARES QUE VIVIERON EN LA CASA

Fue más habitual, que en barrio vivieran personas que no eran propietarios de las viviendas, pero por circunstancias de la vida, vivieron allí. Por ejemplo, con Bernabé y Tita vivió siempre José, hermano de Tita, que siempre trabajó con el ganado que tenía, contribuyendo a los gastos de la familia.
En casa de José Luis y Lupe, además de sus hijos, tuvieron en su casa, a la madre de José Luis, que se trasladó a vivir con ellos, dejando Collado.
En la casa de mis padres durante mucho tiempo, estuvieron viviendo mis tíos Leonor y Miguel Ángel y mi prima Solita. Éramos nueve personas, viviendo en una casa con tres habitaciones. Con el tiempo, mis tíos se fueron a vivir a los pisos que se construyeron en Somahoz. Mi prima Solita, años más tarde, se casó con Pepín, el hijo de Pepe y Tea, pasando a vivir en el barrio donde nació.
En la casa de Tom y Araceli, además de sus hijos José María, Angelines y Marquitos, vivieron otras dos personas. Creo recordar que la primera fue Marquitos sobrino de Tom y Araceli. Residía en la provincia de Cádiz, concretamente en Chiclana, se quedó huérfano a la muerte, primero de su madre y después de su padre. Tom y Araceli decidieron acogerle en su casa. Araceli sé desplazó hasta Chiclana para traerle al barrio. Marquitos pronto se incorporó al barrio, pasando a formar parte de las cuadrillas de mozalbetes que allí había, nadie le marginó y encontró apoyo.
Con el tiempo Marquitos, se fue a trabajar como camarero a Torrelavega. Durante mucho tiempo, estuvo trabajando en el bar “La Gloria”, situado en donde durante mucho tiempo estuvieron las cocheras de “La Carredana”, aquella línea de autobuses que comunicaba Torrelavega con Selaya, pasando por Los Corrales y San Felices. Trabajó en otros bares de Santander, recalando posteriormente en Suances, concretamente en el restaurante La Dársena, donde se convirtió en un referente por los años de servicio, por su buen hacer tras el mostrador, una persona que contó con el aprecio de los clientes. Por desgracia, un día su corazón se cansó y dejó de funcionar. Nos queda el recuerdo de ratos pasados con él en la juventud. (En la foto Marquitos está situado en el centro, a la izquierda, con el brazo en cabestrillo está Vicentín y pegado a él Pepín. A la derecha se encuentra Guitían y a su lado Lolo)
En otra época, en casa de Tom y Aracelí, estuvo viviendo Sagrario, hermana de Araceli. Durante muchos años estuvo en la emigración, creo recordar que en Venezuela. En determinado momento decidió regresar a España y se integró en casa de su hermana, pasando a formar parte del barrio. Pero lo curioso es que Sagrario trajo una compañía que pronto se ganó el aprecio de los vecinos del barrio, fundamentalmente a los niños y mozalbetes. Esta compañía era “Laura”, una pequeña cotorra que hacia las delicias de todos los vecinos. Allí, en su jaula no hacía más que llamar la atención de los caminantes con sus comentarios. Quién no se acuerda de aquellos gritos, recibiendo a Marquitos hijo, con su: “Marquitos maricón”, y otros muchos adjetivos como “Hijoputa”, “Cabrón” que dedicaba en el momento menos inesperado a todos aquellos que pasábamos por la calle. La verdad es que tenía un amplio vocabulario que todos contribuíamos a enseñarle, a lo que se unía del hecho de que tenía una gran capacidad de aprendizaje. Y por mucho que Tom trataba que no le enseñáramos un vocabulario tan soez, nuestra constancia y el esfuerzo de Laura, hizo que aumentase su conocimiento del vocabulario no visto con buenos ojos. También es cierto, que la llegada de “Laura”, puso en un segundo plano al maravilloso “tordo”, que siempre había tenido Tom, en su jaula de madera, que todas las mañanas, cuando íbamos al colegio nos despedía con su atractivo canto.
Con el paso del tiempo, Sagrario y “Laura” se trasladaron a vivir a la zona del Puente de la Botica, “emigrando” de nuestro barrio. Perdimos a nuestra buena “Laura” y, por supuesto a nuestra vecina Sagrario.
También en casa de mis tíos Ángel y Florinda, además de sus hijos Javier y Marimar, estuvieron viviendo el padre de mi tía, Antonio Marcano Garrido y su hijo Eduardo Marcano Marcano.
Como vemos, hay personas que un momento se incorporaron al barrio, viviendo con familiares, unas veces de por vida y en otros casos, hasta que consiguieron adquirir una vivienda donde reiniciar su vida.


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