que entre los dedos se alientan
y van granando luceros,
que a los cuatro vientos cuentan…
¡¡lo mucho que yo la quiero!!
Porque vivo enamorado
sin amarres y medida
y lo digo alegremente,
estoy amando a la vida,
con sus cosas y sus gentes.
Hoy canto por bulerías
y mañana por fandangos,
si quiero por sevillanas,
o si no me marco un tango
a la luz de la mañana.
Y me miran los trigales
mientras se mecen al viento,
entre olores de amapolas,
en mar de tranquilas olas
que sosiegan sentimientos.
Cuando no beso una rosa
es porque beso un clavel,
mientras abrazo los cielos,
que me van llevando en vuelos
en la danza de un vergel.
Es un fuego de pasiones,
donde las notas de amor
son las brisas del placer,
donde el gozo y el clamor
son éxtasis de un yacer.
Esporas flotando en vida,
canela, sal, ron y limón,
en vaso de cristal fino,
que pone instantes divinos
a la más dulce ilusión.
Rocíos, rocíos de mayo,
nubes blancas engarzadas
en plata de sutileza,
con colores de alboradas,
broche de Naturaleza.
Todo un amor infinito,
con un candil permanente,
eso es el amor de vida,
que mi guitarra querida…
ahora canta lo que siente.
Son cuerdas de una guitarra
que entre los dedos se alientan
y van granando luceros,
que a los cuatro vientos cuentan…
¡¡lo mucho que yo la quiero!!
Tinuco
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